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Godoy, el crítico crónico que podría quedar fuera de diputados tras 22 años ininterrumpidos

Godoy fue un gran operador y uno de los políticos salteños más poderosos. (Dibujo: NOVA)

El ex presidente de la Cámara de Diputados fue uno de los alfiles del ex gobernador Juan Manuel Urtubey y también se alió fuertemente al romerismo a inicios de los años 2000. Hoy, sin el PJ y con las puertas cerradas en casi todos lados, el “Indio” prepara las maletas y asegura que no tiene intenciones de buscar una nueva reelección; aunque la realidad marca que no conseguiría los votos necesarios para mantener el laburo en calle Mitre 550.

Nadie niega la capacidad intelectual que tiene uno de los políticos más conocidos que tiene toda la provincia de Salta. Es que el “Indio” es un personaje respetado por muchas generaciones. Podrán quererlo, podrán odiarlo, pero algo suele generar Manuel Santiago Godoy. Y es que, no pasaron desapercibidos los casi 22 años ininterrumpidos que cumplirá como legislador provincial, 16 de ellos presidiendo la Cámara de Diputados hasta ser reemplazado por Esteban Amat.

Godoy fue un gran operador y uno de los políticos salteños más poderosos. Tanto era el respeto que imponía el “Indio” que dos gobernadores lo tuvieron como fiel aliado. Primero Juan Carlos Romero, quien lo incluyó en la lista como suplente de Juan Manuel Urtubey quien renunció a su banca en 1999 para asumir como diputado nacional; y el propio Urtubey quien contó en más de un momento difícil con el espaldarazo de Manuel Santiago, cuando sus propios funcionarios brillaban por su ausencia.

Hoy Godoy se ubica en la vereda del frente, pero no es una vereda cualquiera, sino una deformada, con baldosas rotas, un microbasural incluido y a la espera del retiro cuasi obligatorio. Enemistado con Gustavo Sáenz desde Antes de Cristo, renunció a la conducción de la Comisión de Acción Política del Partido Justicialista y le entregó ese puesto en bandeja a Pablo Outes, no sin antes acomodar a su hijo en el Congreso de la Nación junto al Frente de Todos. Por eso no es de extrañar que el legislador critique cual medida se le cruce. Y bueno, si operó en contra de Gustavo cuando perdió la senaduría en manos del Partido Obrero, no es de extrañar nada.

Desde el 2019, en el ocaso de la gestión Urtubey, Godoy comenzó con el “síndrome del crítico crónico”. Sus últimos 15 meses como diputado los pasó enfrentándose con quien asomaba la cabeza (Tuty Amat fue su blanco principal en la Cámara), y su ex jefe político no quedó al margen. De hecho, el operador político de Juan Manuel salió a cruzar al cacique hace pocas horas y lo tildó de “desleal y desagradecido. “Me parece desleal y también muy desagradecido que dos años después de haber terminado un gobierno uno haga declaraciones críticas sobre alguien que son valederas, pero compartiste doce de los doce años. Y si fuiste incapaz de ser crítico en ese momento, no tiene ninguna importancia lo que digas dos años después” afirmaba “Juampy” tratándolo como a un traidor. Y algo de razón tiene.

Con la calentura que lo caracteriza, hablando sobre lo fácil que suele alterarse ante algunos dichos en su contra, Godoy le respondió a Rodríguez y, en realidad, dejó un mensaje que quedó bastante claro. Cuando llegó Urtubey a gobernador yo ya era presidente de la Cámara, incluso había trabajado fuertemente para que ganara Wayar en esas elecciones, pero establecimos un acuerdo de paz social con Urtubey para continuar con el trabajo. Yo empleado de Urtubey no soy y sobre la lealtad; he sido leal en mi trabajo en la Cámara de Diputados. Dos años antes que se vaya Urtubey tuvimos diferencias porque yo le plantee que se estaba yendo del peronismo ¿Yo tengo que tener lealtad de por vida? ¿O debo agradecido de por vida? Él abandonó el peronismo” disparó. Lo del “acuerdo de paz”, queda claro, solamente le sirvió por apenas 12 años para seguir manejando la legislatura a su antojo.

Igualmente, hoy el Indio ve muy alejada la posibilidad de renovar por sexta vez y, como el ego no le permite admitir el desgaste de su figura en la política actual a pesar de haber sido un “hueso duro” en el pasado junto al gremialista Abel Ramos, hoy la dibuja haciéndonos creer que realmente está cansado y desea tomarse un respiro. Un jugador de toda la cancha, un distinto.

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