La dirigente que destronó al fósil electoral en Salta llamado Partido Obrero en las últimas elecciones nacionales, parece querer ganar un poco más de protagonismo, aunque esto implique perjudicar la vida a los miles de salteños que se movilizan por la ciudad día a día.
Es que, desde el pasado 12 de septiembre, la joven Andrea Villegas participa activamente de cuanta marcha provincial o nacional se realice contra cualquier gobierno o bajo cualquier consigna, con tal de mostrar presencia.
Es que, aunque parezca imposible, si ella deseara acceder a una banca en la Cámara de Diputados de la Nación como lo hizo alguna vez Pablo López allá por el 2013, debe de juntar más de 60 mil voluntades nuevas para competir contra candidatos como Guillermo Durand Cornejo o Felipe Biella quienes hoy se dirimen un posible tercer lugar en las elecciones de noviembre.
Pero el método de la pseudo docente no parece ser el mejor a la hora de captar la atención y, sobre todo, los votos de los salteños.
Y es que tan solo esta semana, se dedicó a cortar las avenidas principales junto a integrantes de su fuerza política y otras “organizaciones” sociales en reclamo de algo que ya nadie entiende, y pidiendo que no se pague la deuda al FMI, y que la crisis la paguen los capitalistas y los burócratas; y ese discurso retorcido de la izquierda que no hace más que jugar a favor de las dos grandes facciones que se imponen en el país como fuerza política.
Lo que muchos se preguntan es si la docente, quien no pudo votar en las elecciones provinciales por lucir un cartel en donde apoyaba la lucha que llevaban a cabo educadores de toda la provincia (aunque a ella no se la vio ni un solo día de la protesta en las marchas o acampes), participa de estos piquetes en horario laboral, tiempo libre o si tiene algún tipo de licencia especial por estar abocada a la parte partidaria del MST.
Según consta en los registros, quien encabezó las movilizaciones piqueteras del martes 5, miércoles 6 y jueves 7 de octubre, fue Villegas, con el puño en alto como si de una revolución se tratase, con un escuadrón de cobradores seriales de planes sociales y asignaciones a sus espaldas, secundados por un ejército de ni-ni (ni trabajan ni estudian) que empinando una botella con líquido de dudosa procedencia, acompañan a estos cortando las principales avenidas del centro.
Esto ocasiona demoras, desvíos de colectivos, embotellamientos y hasta enfrentamientos como el de la abuela que los atacó a machetazos hace poco más de dos semanas.
Desde Tránsito aseguraron que ya ni le hacen la cobertura de seguridad siquiera para no darle entidad a este tipo de personas que cobran un sueldo de arriba y luego se rasgan las vestiduras hablando de políticos sin compromiso.
En cambio desde la Policía aseguran que no les queda de otra y tienen que acompañar a quienes en sus reclamos dicen estar del lado de los trabajadores, aunque a la primera que pueden exclaman “estudiá, no seas policía”; bueno, en los pocos casos que estos estudiantes crónicos logran recibirse de algo en la universidad o algún terciario de artes.
