Su alejamiento pasó, primeramente, desapercibido. Es que, según se consigna en los distintos medios de Salta, el anuncio se habría dado minutos antes de las 16, hora en la que iniciaba el partido entre Argentina y Croacia por las semifinales del mundial en Qatar. Algunos sostuvieron que intentó levantar la menor humareda posible, otros aseguran que solo fue una casualidad.

Esteban, llegó en septiembre del 2020 al cargo de ministro de Salud Pública tras una presión social que imploraba por él, gritando su nombre en las calles, y potenciando las exigencias en redes sociales en épocas de aislamiento obligatorio (ASPO). Su antecesora, Josefina Medrano, estaba teniendo una muy mala gestión: Se morían niños en el norte, los hospitales estaban colapsados por el primer pico de covid y la gente moría en sus casas sin ser atendidas, y encima tenía un hermano que maltrataba a todos en el COCS. Tras el cambio, la situación siguió siendo desalentadora, aunque como en toda crisis, siempre que llovió, paró.

No pasó mucho tiempo para descubrir que su llegada no había obedecido a una voluntad propia o popular, sino por intereses económicos y familiares. Es que, en el verano de inicios del 2021, el ministro aseguraba que exigió al mandatario que pusieran a su hija como personal del Gobierno, primeramente, en un cargo raso, como condición para que el asumiera al frente de Salud. Nepotismo, arreglos, acuerdos. Pocas semanas después, su hija, Agustina Zamar (prefirió que la conocieran así para evitar de entrada alguna vinculación parental), empezó a escalar posiciones hasta llegar a ser Subsecretaria de Adultos Mayores, un cargo inventado para ella y para su superior, el hijo del destituido intendente salteño Juan Carlos Villamayor, de mismo nombre.

Hoy, ese nombramiento, que comenzó siendo un AP, es un "perno" (expresión del lunfardo que se utiliza para describir a alguien o algo que es insoportable, difícil de quitárselo de encima, tedioso, etc.) enquistado en lo más profundo de la administración central y, lo peor de todo, es que tiene personas a su cargo que se cansaron de acusar ante las autoridades que sufren malos tratos por parte de Esteban Zamar, pero que sus reclamos son desatendidos.

Y lo peor, es que ese "perno" no llegó solo. Entre las condiciones que Esteban, futuro ex ministro, puso al momento de asumir; también exigía que su yerno, pareja de Agustina, tuviera algún cargo de talla baja, al menos. Es así que la familia del médico, hoy está acomodada sin haber tenido que pasar los periplos transitados por la mayoría de los empleados estatales que, hasta hoy, siguen con "la sangre en el ojo" por el manoseo en los nombramientos que hizo Matías Posadas antes de irse con el rabo entre las piernas hace más de un año.