El actual ministro de Gobierno, Trabajo y Derechos Humanos empezó a ser desplazado de a poco con la llegada del nuevo ministro de Seguridad, Abel Cornejo, quien además le sustrajo de las manos la cartera de Justicia.
Desaparecido en acción como Chuck Norris, sin conferencias en Grand Bourg o del COE hablando de coronavirus, el funcionario ya tendría todo listo “por si las moscas” le llegaran a pedir que de un paso al costado para la oxigenación del gabinete provincial. Sobreviviente como pocos, y tras varios intentos fallidos de permanecer en la parte política, Ricardo Villada solo aguarda un llamado para migrar hacia un viejo amor, el municipio de Salta, donde dicen tampoco estarían muy seguros de ampararlo.
Desde el comienzo de la gestión actual, Villada fue un alfil más que importante. Cuando las papas quemaron, el fue de los pocos que se animó a poner la cara para defender a capa y espada al Gobernador. En los primeros meses salió a respaldar a la ex ministra Medrano cuando intentó poner una especie de “bozal” a la información que llegaba desde el norte de la provincia con la muerte de niños wichí por desnutrición.
Posteriormente, fue el comunicador oficial de todo lo que ocurría durante el primer año de la pandemia. Se puede discutir mucho sobre sus formas, muchas veces (la mayoría) tratando de desmentir información verificada, queriendo confundir a la población diciendo que las mismas eran “fake news” (noticias falsas), o simplemente respondiendo lo que le convenía en los encuentros con la prensa; pero casi siempre habló.
Aunque quedaba mal parado cada vez que abría la boca, el “super ministro” como lo supieron llamar al inicio de este período de gobierno, siempre fue respaldado. Desde otorgarle cuatro ministerios claves en donde conjugaba puestos vitales como Trabajo, Derechos Humanos y Justicia; hasta ser una de las máximas autoridades dentro del Comité Operativo de Emergencias. Es más, desde que fracasó en las elecciones del 2017 cuando intentó abandonar el Concejo Deliberante de la Ciudad de Salta para intentar llegar a la Cámara de Diputados, es sostenido por el saencismo que le otorgó por aquellos años el cargo de secretario de Gobierno. Ricardo, el ingeniero, por algún motivo siempre fue bancado, aunque esta vez el final se siente venir más fuerte que meses atrás.
En septiembre, y tras los resultados de las elecciones provinciales de agosto, el Gobernador anunciaba que llegarían cambios en su gabinete. Hasta el momento, y quitando la Secretaría General de la Gobernación y el Ministerio de Seguridad, todas las variantes fueron en cargos menores.
Tal vez, la que más se sintió en las últimas semanas, fue la salida repentina de Celeste Dib, la ex secretaria de Gestión Educativa, quien abandonó el Grand Bourg de la noche a la mañana, saliendo prácticamente por la ventana, sin dar declaración alguna. Mientras muchos esperaban que ministros como Cánepa, Figueroa o el mismo Villada tuvieran un reemplazante, éstos se mantuvieron firmes en sus cargos.
Dicen que, con la llegada del segundo aniversario de esta gestión, podrían venirse nuevos cambios, por lo que el ingeniero ya tendría lista su maleta, otra vez, por si le llega la tan esperada migración. Asimismo, Ricardo estaría aguardando un llamado prometedor desde su antigua repartición, la Municipalidad de Salta, para continuar percibiendo un sueldo fijo del 1 al 10 de cada mes. Por ahí comentaron en alguna ofician pública que esto último en realidad no es más que un simple rumor que hizo correr el entorno del actual ministro para que piensen que alguien lo tiene en cuenta, y no sospechen que en realidad si le dan la baja solamente podría volver a su casa a cuidar a los nietos. Pastorcito mentiroso para pesebre, se alquila.