Como lo adelantamos días atrás, el futuro comisionado interventor de la localidad de Aguas Blancas será el ya conocido en el norte, Adrián Zigarán. Con experiencia previa en puestos similares, el hombre de confianza del gobernador Gustavo Sáenz, tendrá la difícil misión de normalizar el municipio que dirigía el ahora detenido Carlos "Conejo" Martínez.
Zigarán ya supo ocupar el mismo puesto en Aguaray y Salvador Mazza, en donde reemplazó a los delincuentes Enrique Prado y Rubén Méndez, quienes atravesaron procesos judiciales por hechos de corrupción que, a comparación de Martínez, no enfrentan causas tan drásticas como la relacionada al crimen organizado y mafias narcotraficantes.
A favor del futuro interventor se puede mencionar el buen trabajo realizado en ambos municipios del departamento San Martín que le tocó dirigir, incluso en la zona de Pocitos, donde normalizó las arcas comunales, y acrecentó las ganancias obtenidas de la localidad fronteriza.
En contra, tal vez, la mala relación con la prensa, los gremios municipales y su pelea con muchos de los jefes comunales actuales a quienes tildó de traidores luego de que no formara parte de la lista principal para competir por la intendencia de Tartagal por el espacio oficialista, distrito que quedó en manos del ex opositor, Franco Hernández Berni.
Ahora, a diferencia de las experiencias anteriores, deberá luchar con un enemigo más poderoso. Es que la venta de caños de un gasoducto, o el enriquecimiento ilícito de los antiguos jefes comunales, no tiene punto de comparación contra el manejo de redes criminales en la frontera del departamento Orán, en donde los narcos hicieron estragos.
Esta ocasión representa una peligrosidad inimaginable para el funcionario. Es que no solamente deberá luchar contra aquellos que formaban parte de este círculo criminal como la familia Martínez que ya tiene un muerto y un detenido entre sus filas, o la fuerte presencia del "Gringo" Palavecino que derivó en una serie de amenazas al Procurador General orquestada desde las tinieblas de la prisión. Sino que también deberá enfrentarse a aquellos aliados políticos del ex alcalde, como el presidente del Concejo Deliberante, Fabián Gutiérrez, hoy a cargo del Ejecutivo.
Llamativamente, a pesar de haber dicho semanas atrás que el municipio atravesaba una crisis considerable, ahora declara, prácticamente, que "la casa está en orden" y se opone a la intervención provincial. Claro, tras la caída de su referente local, el "pollo" del "Conejo", el debería continuar en el cargo hasta un próximo llamado a elecciones en 2025, pero la confianza en el partido FARO está por el piso.
Sobre todo luego de manifestar que la situación en la zona de frontera es tan difícil que la gente debe involucrarse con los criminales para salir adelante. Esta situación es de público conocimiento, pero no solamente en la provincia, sino históricamente. Como ejemplos a gran escala tenemos lo ocurrido en Medellín con el cártel comandado por Pablo Escobar, lo que ocurre en ciudades de México copadas por las organizaciones ilícitas, o el cercano Rosario de Santa Fe donde la droga es economía de familias.
Claro que esto Zigarán lo sabe y, a pesar de ello, aceptó el desafío. Unos dicen que al polémico hombre le gusta pavonearse como máxima autoridad de algo, aunque sea a dedo. Otros se atreven a aseverar que, esta vez, la condición habría sido ser protagonista en los próximos comicios provinciales en los que se conocerá a su sucesor a partir del próximo diciembre, y su posible desembarco en un puesto de mayor prestigio como un posible ministerio (o secretaría) del Interior, o una banca en la Mitre al 500.