El interventor de Salvador Mazza y ex aspirante a la intendencia de Tartagal, amenazó días atrás con competir en contra del actual jefe comunal, Mario Mimessi, tras la "traición" del radical que arregló cargos por fuera del trato que tenían con Adrián Zigarán. Con la oficialización de las listas que competirán por los cargos más relevantes el próximo 14 de mayo, llamó la atención que el polémico funcionario no figure en ninguno de ellos.
Nadie sabe qué pasó., todos en el norte provincial están con el mismo asombro. Zigarán, uno de los fieles lacayos del saencismo y hombre con una aceptación cuestionada en área de frontera, quedó fuera de competencia en uno de sus mayores intentos por obtener un cargo ejecutivo en lo que va de su trayectoria.
El interventor de Salvador Mazza, aspiraba este 2023 a suceder a Mario Mimessi en el ejecutivo de Tartagal. Para ello, y valiéndose de supuestos contactos y peso que tendría, según su visión, en Grand Bourg; impulsó desde mediados del 2021 la campaña para que el "Gatito" radical fuera quien acompañe a Gustavo Sáenz como candidato a vicegobernador. De esta manera, como explicamos antes en NOVA, la vacancia en la intendencia quedaría para Zigarán que contaría con el apoyo del arco oficialista y radical en el segundo distrito de mayor importancia en Salta.
Todo se diluyó el 15 de marzo pasado, cuando se dieron a conocer los frentes electorales que competirán en los comicios. Allí, Zigarán destapaba la jugada de Mimessi que, en Tartagal, arregló su permanencia como alcalde, y solicitaba la diputación para su amigo Matías Monteagudo, y a Margarita Rauch como concejales. Esto motivó a que el interventor de Salvador Mazza amenazara con cruzarse de bando y enfrentarse a quien sea por lograr su objetivo. Nada de eso sucedió.
Al parecer, nadie quiso darle entidad al funcionario al que todos tildaron de "buchón y alcahuete" por ser una persona poco confiable. Dentro del espacio saencista le afirmaron que los tratados que tenían de antemano no podían romperse y él no entraba en esos armados; desde la oposición ni siquiera escucharon sus propuestas por ser sapos de otro pozo.
Lo cierto sería que en el norte todos están al tanto de que Adrián no mide más allá de los 8 puntos porcentuales en cuanto a votos y que, por la inversión que representa llevar a alguien más polémico que funcional, sumado a las exigencias que pondría el divo para ser cabeza de lista, prefieren arriesgar menos poniendo candidatos menos costosos y que le dejen algún rédito, aunque sea en el reparto del dinero otorgado a los partidos. Ningunos bobos.
