Política
La movieron de su eje

Sansone inestable: ya no es un ser de luz

Sabrina Sansone, que ocupa el cargo de secretaria de Cultura de Salta, pasó de ser un ser de luz a un espectro de la oscuridad para sus empleados que denuncian por lo bajo maltratos.

La secretaria de Cultura de la provincia vive días muy complejos. Su ardua pelea con los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Salta y otros cuerpos “estables”, le estaría trayendo como secuela la pérdida del equilibrio espiritual del que hace gala en las redes sociales, y habría adquirido en las últimas semanas el síndrome de “la novia de Uluncha”. Lejos de una enfermedad, esta patología suele afectar a personas semi pensantes ocasionando que se dirijan a terceros mediante malos tratos y acotaciones verbales subidas de tono. “Vive amargada y mala onda” afirmó su entorno.

Se sabe que la función pública no es una cuestión del todo agradable para las personas. Hubo quienes, a pesar de gozar de algún cargo o puesto político en gobiernos, de tener un sueldo de seis cifras, o estar a un paso del Señor y la Virgen del Milagro en cada procesión; renunciaron a sus lugares de privilegio para continuar con sus vidas de forma privada o, en su defecto, en algún otro nombramiento que no demande demasiada exposición o trabajo. Claramente de este caso solo existe una minoría ya que el mayor número de funcionarios suele aprovechar ese “caradurismo”, típico de la raza argenta, para perpetuarse de la tan difamada “teta del Estado” y perdurar en la función pública.

A pesar de algunos malos tragos, notoriamente son mayores los beneficios de los que pueden gozar los funcionarios y es por ello que muchos soportan las presiones. Otros, en cambio, prefieren nutrirse de buenas energías, vibras positivas, y luz, mucha luz. Y sí, con tanto tiempo al vicio como para anunciar una agenda oficial desde la cama cualquiera tendría chances de relajar el cuerpo con algunos minutos de yoga al día y alinear los chakras no teniendo que padecer la pobreza extrema del 60 por ciento de la población provincial.

El último caso habla de Sabrina Sansone, una “hija de” que llegó a la función pública por los contactos de su padre (propietario de un diario digital y de una cadena de corralones), quien fuera reemplazante del hoy jefe directo de su hija, Matías Cánepa, quien renunció a su banca como diputado para asumir como ministro de Educación. Tras las elecciones ganadas en noviembre, fue el legislador quien solicitó que tengan en cuenta a la propietaria de “Salta Danza” y ex coach del certamen “Bailando Por un Sueño” conducido por Marcelo Tinelli, para que pudiera demostrar sus dotes para la cultura local.

Ciertamente el currículum de Sabrina otorgaba un cierto prestigio. Traer a una bailarina profesional, reconocida internacionalmente, no era un detalle para dejar pasar. Lamentablemente lo que sí se dejó estar fue la gestión de Cultura. Con autoritarismo, la funcionaria arremetió contra quien se cruzara en su camino: artistas, Escuela Oficial de Ballet, Orquesta Sinfónica, Coro provincial, los cantantes de cumbia; en fin, con todo aquel que no se adaptara a la idea “progresista” de cultura que concebía ella. Obviamente, todo enfrentamiento suele traer secuelas y, aunque parecía que nada le afectaba ya que siempre hizo la vista gorda, en las últimas semanas hay quienes aseguraron que se notó un deterioro pronunciado en la bailarina.

“Vive amargada y a los gritos” aseguró un/a trabajador/a (ponemos así para que no tomen represalias) quien fue víctima también de malos tratos y humillaciones por parte de la espiritual Sansone. “No denunciamos porque nos quedamos sin laburo” remataron con cierto susto tras la ocasional charla sobre este tema.

Ni el yoga o el mantra, ni sahumerios o la granja, parecen ser suficientemente fuertes para que una persona no pierda su punto de equilibrio. Ahora, queda en cada uno permanecer donde no se está cómodo, pero se tiene ciertos beneficios; o “soltar y dejar ir” como suelen decir esas trilladas frases de redes sociales.

Trayendo todo al caso de Sansone, los problemas podrían haber tenido una solución menos traumática si se apostaba al diálogo y no al autoritarismo. Desde un principio los cuerpos estables, artistas, gente común, intentó acercarse a la secretaria de Cultura, pero ésta siempre se mostró esquiva. Las consecuencias son claras, ante la falta de soluciones la gente protesta, y no siempre suele terminar de forma beneficiosa para ambas partes. Ella optó por la mano dura y el “yoismo” en una institución clave y, ante la pérdida de la cadena de mando, se contagió de Victoria Restom y su pareja, Carlosel UlunchaSaravia, y comenzó a maltratar a sus propios trabajadores que, de ser de luz, pasaron a verla como un espectro de oscuridad. ¿Qué pasó Sabrina? Antes eras chévere.

Lectores: 919

Envianos tu comentario