Política
Atracción caprichosa

Sacrificaron un caballito de Dib Ashur

Tras la retirada del mandatario, quien "de paso, cañazo" siguió en el predio entregando premios de una competencia deportiva, la tragedia se hacía carne en el recién inaugurado carrusel.
Uno de los corceles finamente decorados a mano, que cabalgaba con las crines firmes como rulo de estatua, sufrió la fractura expuesta de una de sus patas traseras.

El fin de semana, mientras en parte de Salta una beba se moría por causas de desnutrición, en Capital se vivía otro panorama. Contentos, muchos salteños acudieron en manada para aprovechar el 2 por 1 que había en la atracción caprichosa del ministro de Economía, que costó 142 millones de pesos a la provincia. Claramente hablamos del carrusel y el tren de la alegría. Con una desdibujada puesta en funcionamiento tras una inauguración "bajo poncho", el gobernador y un puñado de ministros acudieron al Parque del Bicentenario para dar una vuelta y revalorizar la inversión. Pero, apenas se fueron, sucedió lo que nadie esperaba.

Tras la retirada del mandatario, quien "de paso, cañazo" siguió en el predio entregando premios de una competencia deportiva, la tragedia se hacía carne en el recién inaugurado carrusel. Uno de los corceles finamente decorados a mano, que cabalgaba con las crines firmes como rulo de estatua, sufrió la fractura expuesta de una de sus patas traseras, lo que lo dejó tendido en posición rampante y obligó a la detención del juego por varios minutos.

Al no tratarse de un equino real, o sea, biótico; quienes llegaron para socorrer al herido animal no fueron veterinarios, sino que arribaron dos miembros del plantel de trabajadores del parque familiar del norte de la Ciudad de Salta quienes, sin demasiada delicadeza, procedieron a quitar las sujeciones que mantenían al pobre caballo aún amarrado al carrusel, a esta altura maldito; y se lo llevaron en andas, sin siquiera colocarle una manta encima para no perturbar la inocencia de los más pequeños que aguardaban con ansias que la calesita volviera a girar porque ya les habían fajado los 80 pesos "por pera" que cuesta la atracción.

Ya en la mañana de este lunes, la administradora del lugar dio, a modo de parte médico, las novedades sobre lo ocurrido con el infortunado integrante del nuevo carrusel de Roberto Dib Ashur. "Ayer por la tarde nos informan que a uno de los caballitos lo habían roto, es uno de los que va fijo, que son para niños de entre 2 y 3 años. Se cayó, evidentemente subió una persona que no correspondía la edad. Lo hizo de alguna manera que no correspondía y se cayó" expresó, culpando, como es costumbre, a los salteños. Nunca se cruzó por la cabeza de la funcionaria que esa interpretación que hace de los hechos (porque no hay una versión fehaciente sobre lo ocurrido, ni testimonios, ni pruebas, ni cámaras de seguridad) podría estar errada y todo pudo haberse tratado de una fabricación defectuosa, o con materiales de baja calidad.

“¿Dónde están los proteccionistas cuando se los necesita?” esgrimió una doña que vio al pobre caballo tendido, mientras todos buscaban a algún niño robustito para señalarlo como culpable de tal lamentable acto. A los que descuartizaron a la gallina los incineraron por menos; aunque esa no nos salió 142 palos.

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