Judiciales y Policiales
Roberto Reyes

Renunció el abogado del productor de modas violador, Pablo Rangeón

Pablo Rangeon: uno de los modus operandi que se pudo establecer que tenía el empresario, era fotografiar y grabar a sus víctimas para luego extorsionarlas.

Tras varios intentos en vano de solicitar la revisión de la prisión preventiva de su defendido para que pudiera acceder, una vez más, a una domiciliaria; el letrado finalmente terminó dando un paso al costado. Tras la dimisión de Roberto Reyes, se especula con la posible salida, también, de Luciana Andolfi. La desgarradora historia de abusos sexuales y dolor que tuvo de víctimas a jovencitas, entre ellas, menores de edad.

Pablo Rangeón fue por muchos años un ícono de la moda en el norte del país. Su escuela privada de modelaje, los servicios que prestaba para distintos eventos y un show que traía artistas y referentes de talla nacional a Salta, lo ubicaron rápidamente entre uno de los “amigos” del poder de turno. Hoy se encuentra recluido en una celda de Alcaidía Judicial en la capital salteña y ya hay un pedido de elevación a juicio por casos de abuso sexual simple, con acceso carnal y uno de estafa.

Todo salió a la luz tras las publicaciones de una joven quien adujo ser pareja del productor y empresario durante siete años, tiempo que duraron los distintos abusos que éste había cometido contra ella. Sabrina Geréz rompió el silencio a través de las redes sociales. Allí contó que tardó mucho tiempo para hacerle frente a la situación vivida durante años.

“Tenía 22 cuando conocí a un tipo por medio de una amiga con el que ella trabajaba. Él me contactó y me ofreció trabajar, yo le comenté que tenía una nena de 2 añitos y necesitaba urgente laburar para poder mudarme; estaba parando en casa de un familiar y la verdad estaba incomodando. Él me dijo que estaba por alquilar una oficina y era muy amigo de la dueña del edificio donde iba a alquilar. Un día apareció contándome que había hablado con su amiga y había llegado al arreglo de un alquiler en el edificio de bajo costo y a la vez la oficina; habían arreglado un monto según él solo para ayudarme. De hecho, hicimos un plan de pago adaptándome al sueldo que iba a recibir de su parte. Al principio me deslumbró muchísimo el laburo y yo estaba en una muy mala situación económica. Él era una persona buena, atenta, muy caballero y generoso con mi situación. Sinceramente no sé en qué momento tomó el control de mi vida y mi mundo pasó a ser el suyo. Yo la verdad vengo de una infancia muy dura y lo único que conocía era la violencia y la falta de amor. Es la manera en la cual crecí, supongo que por eso comencé a aguantar maltratos de parte de este tipo. Me tenía 100 por ciento vigilada y enferma mentalmente, me golpeaba de maneras que a veces creía que me iba a matar. De hecho, desperté después de desmayos en varias ocasiones con la mandíbula totalmente trabada, llegó a quebrarme dedos y hasta a pegarme con un cinturón” aseguraba Sabrina Geréz, la primera en animarse a contar el calvario que vivió junto a quien, aseguró, no se animó a denunciar en una comisaría por sus “influencias”. “Es una persona pública a la cual me cansé de ver emborrachar menores de edad y abusar de ellas” sostuvo la víctima.

Desde ese momento, miles de personas comenzaron a compartir la publicación de la joven y pasó lo inesperado. Mientras esperaba que la juzguen por haber tardado años en contar los abusos o denunciar, decenas de chicas, jóvenes en su gran mayoría, salieron a respaldarla y contar sus vivencias personales con este sujeto. Tal fue la repercusión del escrache social, que al menos medio centenar de jovencitas habrían asegurado ser víctimas del empresario, aunque un número mucho menor solamente se animó a radicar las denuncias formales. Según contaron en distintas entrevistas, las víctimas veían a Rangeón como un monstruo que aprovechaba la escuela privada de modelos que fundó para reclutar a niñas y someterlas a distintos tipos de abuso. Incluso, una de las seis denunciantes afirmó haber sido menor de edad al momento del ataque sexual.

Uno de los modus operandi que se pudo establecer que tenía el empresario, era fotografiar y grabar a sus víctimas para luego extorsionarlas. “Había menores de 14 y 15 años a quienes los padres enviaban pensando que serían cuidadas. Hay mensajes, capturas y elementos secuestrados. Él se encargó de someter a las víctimas y causarles temor absoluto. ‘Así como te subís, te voy a bajar’ era una de las frases que más les repetía a jóvenes en situaciones, a veces, vulnerables, y aseguraba tener influencias que lo protegían” aseguraron fuentes cercanas al caso.

Ni todas esas influencias pudieron impedir que, en marzo, tras estallar el escándalo, Rangeón sea detenido por la fuerza pública y trasladado hacia la Alcaidía Judicial por las denuncias en su contra. Lamentablemente, al poco tiempo la jueza Claudia Puertas le concedió la prisión domiciliaria con seguimiento por tobillera electrónica. Fue tal el repudio que causó esta medida, que semanas después el productor volvió a estar nuevamente tras las rejas. El esfuerzo de sus abogados esta vez fue en vano ya que la justicia no hizo lugar al pedido de revisión de prisión preventiva.

La semana pasada, un duro revés sacudió al empresario y su entorno. El fiscal que lleva adelante la causa, Rodrigo González Miralpeix, elevó el pedido a juicio contra el productor de modas que se encuentra imputado por delitos sexuales y estafa en perjuicio de seis jóvenes. Precisamente se lo acusa por los delitos de abuso sexual con acceso carnal continuado en perjuicio de S.G., abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de C.F.R., abuso sexual con acceso carnal y estafa en perjuicio de P.J.P., abuso sexual simple en perjuicio de M.L.B., abuso sexual simple continuado en perjuicio de M.P.G. y abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de C.A., todo en concurso real.

Tras esto, y a pesar de haber sostenido hasta inicios de esta semana que su defendido era totalmente inocente y que solo pesaba en su contra una denuncia, este martes se conoció que Roberto Adrián Reyes, abogado defensor del acusado, presentó su renuncia al caso al verse “afectado por el trato recibido de su expoderdante y sintiéndose violentado moralmente por esta persona”.

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