Política
Antonio Hucena

Relaciones Institucionales, el cargo que le queda grande a un funcionario salteño

Antonio Hucena, hombre del norte salteño, amo y señor de gran parte del departamento Orán, temido y respetado, más lo primero que lo segundo.

Antonio Hucena, hombre del norte salteño, amo y señor de gran parte del departamento Orán, temido y respetado, más lo primero que lo segundo, volvió a dar la nota estos últimos días tras conocerse el “apriete” que les pegó a varios empleados estatales para que laburen “ad honorem” para las elecciones del pasado domingo en donde, no casualmente, ganó el candidato oficialista al que él apoyaba.

Por los pasillos del Centro Cívico Grand Bourg se podía oler la tensión. Tras días intensos por el paro docente y el capricho de algunos funcionarios de dejarlo extender por casi un mes, la situación parecía volver a la normalidad, aunque lejos estuvo realmente de eso. Es que el conflicto con los educadores llegó a un principio de solución justo una semana antes de las elecciones nacionales, lo que le dio la chance y tiempo a Hucena de reacomodar la tropa del Grand Bourg para obtener los mejores resultados posibles de cara al pasado 12 de septiembre.

Conocido es que Antonio no es un tipo de persona que sabe expresar sus ideales de una forma sutil y entendible, no. Sino todo lo contrario. Soberbio, déspota y violento como lo describen sus vecinos del norte salteño, habría ordenado al “call center” que arremetieran contra los otros candidatos en redes sociales. Ya la línea no era ni siquiera lustrarle las suelas a Emiliano Estrada, sino “hacer bos…” a los opositores, entre ellos, claramente, el falso camionero (Jorge) Guaymás que quedó empolvado como indio del último.

A los gritos, y bajo la insinuación de que los que no acataran a rajatabla las órdenes podrían llegar a tener algún tipo de inconveniente en su continuidad laboral (mensaje dirigido especialmente a aquellos que no pertenecen todavía a Planta Permanente y continúan con designaciones temporarias), el Secretario de Relaciones Institucionales hizo lo que mejor sabe hacer, apretar a los más débiles, ordenando que “colaboren” con el reparto de folletería en distintos barrios de la capital salteña y alrededores (porque ahí estaba jodida la cosa), y siendo fiscales teniendo que comerse más de 12 horas en las distintas escuelas.

Llamativamente, el cargo de “relaciones institucionales” no sería el que le siente mejor al norteño, ex “romerolmedista”, que tendría la misma vocación de servicio que una compañera de laburo, María José Hansen Castello, quien realizó un curso de “resolución de conflictos” y terminó amenazando semanas atrás a docentes que se manifestaban, aduciendo que les pasaría una camioneta por encima y tratándolas de pelotudas o negras de mier… Y es que el hermano de la legisladora Patricia Hucena, y padrino político del concejal oranense Lucas Tevez (éste último denunciado por violencia de género, abuso sexual y acoso contra una niña de 14 años de edad), es un hombre de pocas pulgas que ante el más mínimo “roce”, saca a relucir sus dotes de patrón de estancia y machito (diría el feminismo) violento que quiere resolver todo a las trompadas. No por nada casi se trenzó a piñas dentro del Partido Justicialista donde, bajo el ala protectora del contador Pablo Outes, se hace el gallo con cualquiera que ose siquiera cuestionarle alguna decisión. Igualmente, con “Jhonny Bravo” Galíndez dicen que se achicó lana en agua caliente.

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