La calidad que tienen los políticos para reinventarse en digna de escribir algún manual. Mientras a cualquier mortal común le cuesta horrores el tratar de llevar el pan a la mesa, esta clase se las ingenia para, con el menor esfuerzo posible, embolsillarse grandes sumas de dinero mensualmente, siempre dependiendo del Estado. Son los verdaderos "planeros" de los que nadie, absolutamente nadie, se queja.
En esta oportunidad hablaremos de la dinastía Posadas. A pesar de que el más famoso de ellos es un rostro constante en la política de las últimas dos décadas, lo cierto es que se trata de un personaje que poco aportó en estos últimos años de democracia y fue ésta, causalmente, quien le dio la espalda en la mayoría de las elecciones en las que participó.
Demás está decir que es uno de los grandes perdedores de la política local y que, si sigue vigente, es porque siempre tuvo una capacidad innata para camuflarse y cambiar de colores según el signo político que le abriera las puertas. Así fue como pasó de ser un correligionario radical a crear su propio partido: El Frente Plural, de rápida expansión, aunque de poca trascendencia.
Alejándose de la doctrina de Yrigoyen y Alem, se alió con el peronismo salteño y formó parte de las filas del urtubeycismo, llegando a ser funcionario del ex mandatario.
Durante el ocaso de esos 12 años de gestión, Matías Posadas mutó hacia el saencismo y hasta fue candidato a intendente y, posteriormente a su derrota contra Bettina Romero, ocupó dos cargos como funcionario de alto rango provincial.
El año pasado, y viendo que el kirchnerismo sería duramente castigado en las urnas, se disfrazó de opositor y pasó a integrar las filas de Juntos por el Cambio. Era el opositor amigable y llegó para romper la fuerza amarilla de cara a las elecciones provinciales. Allí pudo encajar dos concejales de su fuerza en Capital, y acá es cuando empezamos a hablar de su descendencia.
Resulta ser que, como si fuera un castigo impuesto o una orden, quien maneja el sector de Prensa del Frente Plural dentro del Concejo Deliberante es el hijo del propio Matías, un joven que por cuestiones legales no podemos nombrar, pero que ya se pavonea en el arco político con el sponsoreo de Matute.
De hecho, el joven forma parte de un grupo de aspirantes a comunicadores que sobreviven, en gran medida, por los grandes aportes del Estado gestionados por los propios Posadas.
Posadas chico está sindicado como uno de los AP del edil Gonzalo Nieva, por lo que el sueldo sale directamente de los impuestos de cada uno de los salteños. ¿Y el mérito? No existe, el acomodo fue una imposición y, de hecho, ni el mismo edil tiene algo para remarcar en estos poco más de cuatro meses de gestión. En la Líbano le dicen "papa verde", porque ni para ñoqui sirve...
