"Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo". Esta frase es del escritor George Santayana y fue utilizada un sinfín de veces para hacer mención a diferentes hechos trágicos que marcaron, incluso, la historia mundial. Tan lejos llegó que hoy se encuentra latente en el mayor campo de concentración utilizado por el régimen nazi.
Esta frase sin dudas convoca a no repetir los hechos, acciones o todo aquello que haya ocasionado algún mal en la sociedad. Es un llamado de atención y un llamado a la acción directa que, lamentablemente, no muchos conocen. Si el peso de esta frase fuera tenido en cuenta, lejos de idolatrar al autor, muchos podrían reflexionar antes de tomar cualquier tipo de decisión.
La docencia salteña debería, preferiblemente, hacer carne de esto antes de elegir a sus representantes. Al igual que la política partidaria, la gremial es una que ocasiona más de un dolor de cabeza a la hora de la toma de decisiones por unos pocos y que afecta a una multitud.
Pero el salteño no aprende y, si lo que vamos a detallar a continuación sigue en pie dentro de unos meses, la probabilidad de repetir un desastre es demasiado elevada.
Durante la marcha universitaria de días atrás se vio a todas las luces una imagen que llamó la atención de propios y extraños. Un dirigente al que le dieron la espalda, acusado, señalado, denunciado y cuentas aún sin saldar en su sector, fue visto junto a uno de los mayores, sino el mayor, dirigente gremial con poderío dentro de la provincia.
Bajo una misma bandera, aunque ajena, Eloy Vidal Alcalá marchó a la par de Fernando Mazzone, titular de ADP y cabecilla local de CTERA, y exteriorizaron el rumor que circula desde hace varios meses dentro del sector docente.
Resulta que, Alcalá, fue el titular de otro de los gremios importantes de educadores. Durante cuatro mandatos, y por un total de 16 años, manejó las riendas de AMET, la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica.
A lo largo de ese periodo, fueron innumerables las acusaciones de la docencia técnica que no se sintió representada por este personaje. Un gremio impermeable, con secretos y negociados millonarios, con entrega en negociaciones salariales que solamente beneficiaban a él y su séquito.
Esto fue Alcalá. Un dirigente al que la propia gente le dijo "basta" hace dos años y que desde entonces busca volver a ocupar el cargo que le dio muchos beneficios.
Lo peor de todo, es que ahora cuenta con el apoyo de Mazzone, otro que tiene tintes más parecidos a los de Vito Corleone que a lo de un dirigente gremial, y que es la punta de lanza de toda la administración pública a pesar de representar a un solo sector.
Lo de Mazzone y Alcalá no sorprende. Ambos saben los negociados que pueden hacer si se deja de lado a los afiliados, algo que uno hace en la actualidad, y otro lo hizo durante 16 largos años.
Ambos tienen un malestar con el actual titular del gremio de docentes técnicos que hoy cuenta con mucha aceptación por, justamente, ser totalmente diferente a su antecesor. Uno lo detesta porque le quitó el cargo a base de esfuerzo, el otro porque no lo puede tener bajo su mando como si de una mascota se tratara.
Mazzone quiere ser el gran dirigente salteño. Ya consiguió hacerse con el mayor gremio docente, y los que no comparten con el son enemigos. Así es que otros dirigentes como los titulares de UDA o SADOP, quienes pertenecen a una central obrera diferente a CTERA, prefieren mostrarse amigables con Fernando porque saben que, de no hacerlo, su permanencia puede verse amenazada.
Lo de ahora es sencillo. Si no se jubila, Alcalá podría pelear la conducción del gremio dentro de dos años. Ahora, si el Gobierno decide hacerse respetar y jubila a Eloy como cualquier vecino de a pie, el candidato de Mazzone será alguien elegido mediante consenso con su actual sirviente.
En cualquiera de los casos, si ganan, y si la docencia olvida su historia y decide volver a confiar en éstos, estarían condenados a repetir lo vivido durante casi dos décadas. Saquen sus conclusiones.
