Política
¿Se vienen los análisis?

Orozco, el mini Olmedo que pide "narices limpias"

Si bien arrancó el año con unas ganas terribles de ser protagonista a cualquier precio, lo de Gustavo Orozco parece, mas bien, una campaña a corto plazo.

Por estos días solamente causa gracias, pero hay quienes no descartan que el proyecto que busca impulsar el ex policía torturador devenido en legislador, pueda llegar a ser un hecho en la provincia. Tras la aprobación de la “Ficha Limpia”, ahora habría quienes apoyan la idea de que funcionarios y políticos se sometan a una rinoscopia dos veces al año para determinar si consumen, o no, algún tipo de sustancias prohibidas. Palabras más, palabras menos, lo que se busca es identificar a los consumidores de fafafa, para darles la baja.

Si bien arrancó el año con unas ganas terribles de ser protagonista a cualquier precio, lo de Gustavo Orozco parece, mas bien, una campaña a corto plazo. Y ya van a entender el por qué. El diputado provincial por Rosario de la Frontera, el ex comisario de la Brigada del sur provincial imputado por causas relacionadas a la tortura a detenidos durante su paso por la fuerza, inició el 2022 con una serie de pintadas en las calles salteñas en donde pide que lo acompañen en una cruzada contra la corrupción. Llamativamente al lado de su nombre se lee un número: 2023, lo que demuestra claramente las intenciones que tiene el reelecto legislador provincial en aspirar a una banca nacional el año que viene o, más ambicioso aún, quitarle la intendencia de la ciudad termal a su enemigo político desde inicios de los tiempos: Gustavo Solís.

Arrimado a la política de la mano del ultraderechista y showman aceitunero, Alfredo Olmedo, Orozco se alejó de la línea política del chaqueta amarilla tras asumir su banca en 2017, y en 2019 ya era un fuerte aliado del saencismo que obtuvo la gobernación y varias intendencias sin sobresaltos. Durante el 2021, se mantuvo como oficialista a pesar que denunció públicamente que desde las filas del Gobernador, había gente que le estaba “jugando chueco”. Así aprovechó de señalar al coordinador Pablo Outes y el lamesuelas de éste, Antonio Hucena, como los autores de querer hacerle “dormir” la lista y dejarlo fuera de las elecciones de agosto pasado, las cuales terminó ganando en su departamento. Dicho sea de paso, le prometió una tunda al oranense y esta quedó en la nada. Solo eso.

Pasadas las elecciones provinciales, y con ánimos de hacerse notar como un hueso duro de roer, Orozco volvió a un viejo amor. “Siempre se vuelve adonde uno fue feliz” reza el dicho popular, y el ex comisario retomó su amistad con Alfredo Olmedo, e incluso fue un pilar fundamental en la campaña de Carlos Zapata para que “don Bigotes” llegue al Congreso de la Nación. De ahí se estima que pueda haber sido tentado Orozco para ser el candidato del olmedismo en las nacionales del 2023 y acompañar a Zapata en la cruzada amarilla desde Buenos Aires.

Lo cierto es que, para contextualizar, el pedido de que políticos y funcionarios de gobierno se realicen estudios para determinar si consumen algún tipo de droga no es nuevo. De hecho el mismo Olmedo fue quien inició con este pedido y fue él mismo el primero a nivel nacional en realizarse el estudio y darlo a conocer de forma pública hace 9 años. Ahora será su “pollo”, su hijo pródigo del sur provincial, el que tenga la oportunidad de elevar el proyecto en Salta y hacer tambalear las sillas de algunos narices sucias que ven con desconfianza la exposición de Orozco respecto a este tema. Otros, confiados, siguen más duros que turrón navideño, o al menos eso parece haber visto el legislador en algunas oficinas.

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