Desde el peronismo local, medio kirchnerista con ribetes saencista, aseguran que su inclinación se debe a la nula posibilidad que tenía Marcos Urtubey de competir en las elecciones pasadas por ese partido. “Se fue porque acá no tenía chances” indicó una polémica diputada en los pasillos de la Legislatura el pasado martes.

Pero incluso dentro del peronismo local hay quienes sí sostienen que Urtubey decidió dar un giro de 180 grados por una cuestión ideológica, que quedó marcada en las PASO nacionales en la Ciudad de Buenos Aires donde el máximo exponente del Partido Libertario, Javier Milei, consiguió un importante caudal de votos que lo dejó con un pie dentro de la Cámara de Diputados de la Nación. Incluso es uno de los hombres de confianza del polémico economista a punto tal de llegar a manejarle la agenda política. Milei supo decir que Marcos es uno de los mayores baluartes del partido hoy en día.

Enfrentado con su tío José Urtubey, ex dirigente de la Unión Industrial Argentina, fracasó en el armado del Partido Libertario en Salta a pesar de contar con muchos adeptos. A Marquitos lo que le sirve fue la práctica adquirida junto a su padre con quien recorrió la provincia de punta a punta durante las campañas, pero le faltó consenso con algunas figuras conocidas para formar una fuerza política que pudiera competir contra la polarización que causan desde hace años el kirchnerismo y el macrismo. Juan Manuel, el ex gobernador, tampoco está de acuerdo con muchas posturas tomadas por el corredor, pero no se mete en su vida y sigue disfrutando el tiempo con “Belita”.

Aunque pareciera ser bastante afortunado por ser uno de los asesores de Milei, todo indicaría que el amor no sería algo en lo que Urtubey hoy esté triunfando. Si bien no se conoce mucho de su vida privada ya que no es de salir mucho de CABA, sí se supo que finalizó una relación de un par de años, dos o tres.

“Milei o yo” aseguran los “lengua bífida” que le dijo la ex pareja al joven Marcos y el resultado habría sido el menos pensado. Ahora, se lo suele ver en algunas ocasiones en conocidas peñas de la Ciudad de Salta, acompañado de amigos y alguna que otra dama de compañía. Durante las restricciones horarias por la pandemia, era común ver cómo todos los asistentes eran desalojados de lugares como La Casona, salvo el grupo que estaba en su mesa quienes tenían permitido quedarse unas horitas más sin hacer mucha bulla. ¿Quién le diría que no al hijo de uno de los políticos más relevantes de la provincia de los últimos años? Claramente la única que se atrevió fue la ex novia.