Martín Vestiga
Una producción de NOVA

Martín Vestiga y los arañazos entre las novias de Mario Mimessi

Martín Vestiga, un fiel colaborador de NOVA. (Dibujo: NOVA)

Sagaz como siempre. Intrépido e inquisidor. Adjetivos que sólo califican a Martín Vestiga, un asiduo colaborador de NOVA que vive trabajando y que, en sus ratos libres, investiga como pocos. Todo un adicto a su profesión.

Como dice el dicho: "Pueblo chico, infierno grande". En una ciudad como Tartagal, en donde todos se conocen entre sí, es difícil que los escándalos queden entre cuatro paredes.

Sobre todo, si tiene como protagonistas a 2 cuestionadísimas mujeres, ambas funcionarias, y ambas "socias" en el amor del intendente radical que buscará renovar su puesto el año que viene.

Este jueves, mientras renegaba con las tres camperas que me puse temprano a la madrugada porque las tenía que cargar de vuelta a casa al mediodía, y la gravedad llevaba una gota de sudor desde la nuca por toda la columna vertebral sobre la epidermis; una llamada de número privado ingresaba en mi teléfono.

Como pude, casi haciendo malabares, saqué el celular del bolsillo, pero quien llamaba ya había colgado. Pensando que se trataba de alguna compañía que me ofrecería cambiar de prestadora telefónica no di mucha bolilla.

Ya en casa, y con el almuerzo listo para ser degustado, volvieron a llamar. Con mucha molestia atendí y, aunque parecía una broma de mal gusto, tal vez de algún colega que sabía que interrumpirme el almuerzo me pone de mal humor el resto del día, terminé más sorprendido que de costumbre.

- Hola Maltín. - Dijeron y la tonada me hizo respirar profundo porque, pensé, se trataba de una cargada.

- ¿Quién sos? - Pregunté molesto.

- Min, shoy Min. - Respondieron. En un breve repaso por mi cabeza recordé haber conocido alguna vez a algún amigo en el conurbano.

- ¿Chino?

- Shi, ¿cómo andas? - Me dijo el querido Min Chus Ma, ese emprendedor de los supermercados orientales de La Matanza con el que solíamos compartir algunas charlas de vez en cuando. Aunque yo no estaba al tanto de su vida, él parece que estaría al pendiente de la de todos.

El "Chino" sabía que andaba por Salta y me contó un lío "telible" que hubo hace una semana por el norte provincial, donde allegados a él siguieron con la tradición de montar cadenas de supermercados y, por supuesto, le pasan el chisme para que él se encargue de difundir.

- Natalia Lolia y Cala Colelo a los guitos oficina le Mario Mimessi. Alañazo y puteala. La Colelo palece que lenuncia.

- Pará Min que no te entiendo. ¿Quiénes son Lolia y Colelo?

- Natalia Lolia y Cala Colelo, las funcionalia de Taltagal.

- ¡Ah! ¿Natalia Loria y Carla Cordero serán?

- Shi, eshas. Telible lío, una ya lenuncio al calgo y tiene ganas de soltar lengua.

Sorprendido por lo que me contó mi amigo decidí averiguar más sobre el hecho. Unos empleados comunales que presenciaron el incidente aseguran que los gritos se escuchaban hasta la casa de Fermín Hoyos, el sindicalista de ATE que no labura desde hace años.

Tal fue la violencia que, si no hubo golpes, fue de milagro, aunque aseguran que fueron otros funcionarios del radical quienes intervinieron para separar a las damiselas.

Aunque desde la comuna trataron de que esto no se supiera, los rumores corrieron rápido en la ciudad norteña. "Pasa que las dos comen donde cagan, y encima comparten muñecos. ¡Bah! Acá todos comparten sino se quedan sin cargos. Pero Nati quiere exclusividad y Carla no se queda atrás. Acá les dicen 'Las Vanesa' porque no dejan títere con cabeza. Son malos, pero ellas se las buscan".

Dos mujeres.

Un camino.

Dos mujeres compartiendo…

El mismo hombre, el mismo amor.

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