Política
“Andá pa allá…”

Marquitos U quiso chapear con Greenpeace, y los "eco" lo mandaron a la yunga que lo parió

Marcos Urtubuey, gracias a la plata de su padre, logró jugar a los autitos chocadores, ahora quiere jugar al político, pero la nafta no le da.

La campaña cochina en Salta empezó hace rato y uno de los que se prende para tirar sin discreción alguna es el hijo del ex gobernador salteño, Marcos Urtubey, quien aspira a ser sucesor de Bettina Romero en la intendencia capitalina. Con más chicanas que propuestas serias, el joven ex piloto de carreras, mimado de su padre quien le aportó dinero para que pudiera jugar a los autitos chocones, hoy juega a ser político y comete errores tan mediocres, que solo dejan en evidencia su nula pericia para llevar las riendas de los salteños.

Le falta labia. El pibe Urtubey está a años luz de llegar a ser siquiera la sombra de Juan Manuel Urtubey, que a los 28 años ya había pasado por la Secretaría de Gobierno, de Prensa y de Familia Propietaria en la gestión de Juan Carlos Romero; antes de asumir como diputado provincial en el 97, y de ahí escalar a Nación hasta su llegada al ejecutivo provincial. Juan es distinto a Marcos, muy parecidos físicamente, pero muy distintos en todo.

Juan Manuel es un tipo inteligente, lo fue desde joven. Supo escalar posiciones, ganar amistades, hacerse de un nombre propio y recién enfrentarse con los poderosos. Marquitos es arrebatado, sigue siendo "el hijo de", y no es más que un caprichoso que quiere jugar a ser igual que el padre. Es así que la carrera a intendente de la ciudad la está manejando netamente él, con mentiras, con influencias creadas a través del padre, sin méritos propios.

Así, y mediante el curro de las fundaciones, logró bajar un móvil de Nación para que otorgue anteojos en barrios carenciados, actividad que entretejió con punteros políticos zonales, y que terminó en una verdadera batalla campal entre vecinos debido a la transfugueada que realizaron sus colaboradores. Aunque la culpa fue de ellos, buscó responsables externos y culpó directamente a Bettina Romero de enviarle punteros para arruinar su actividad.

En todo lo que hace el tipo nombra a alguien más. Lamentablemente para él no es negocio hablar de sí mismo porque no es nadie, no tiene carrera política, no tiene preparación, y su máximo logro fue colaborar en la campaña que depositó a Javier Milei en el Congreso. En su arrebato verbal, suele acusar y también mentir de forma descarada como ocurrió el viernes en un programa de televisión local en donde el potencial candidato habló sobre la contaminación del río Arenales. Este tema, al igual que el Riachuelo, es una promesa de todo candidato desde hace décadas, pero ninguno lleva a cabo acciones concretas.

Sobre esto, aseguró haber hablado con gente de Greenpeace, la ONG ecologista líder a nivel mundial, y expresó que trabajarían en conjunto si él llegara a ser intendente. Sorpresivamente, e inesperadamente para él, sus palabras tendrían llegada al grupo ambientalista que, a través de su página oficial, desmintieron de forma categórica la reunión con el mentirosillo U, a pesar de que estén abiertos al diálogo con diferentes espacios políticos.

Lectores: 363

Envianos tu comentario