Judiciales y Policiales
Justicia con delay

La Corte salteña le dio la razón a Martín Grande y habló de censura judicial

“Criticar al poder no es delito”, el mensaje que dejó el fallo que beneficia a Martín Grande.

En Salta hubo justicia... pero con delay. Martín Grande, periodista, exdiputado nacional y lenguaraz sin filtro, acaba de recibir un fallo que le limpia el nombre y le marca la cancha a los que quisieron silenciarlo con toga y expediente.

La Corte de Justicia de Salta, en su Sala II, se despachó con una decisión que dinamita la condena que pesaba sobre Grande por presuntas “injurias” contra la fiscal Verónica Simesen de Bielke. Para los supremos, lo suyo no fue una agresión personal, sino una crítica política y, por ende, amparada por la inmunidad parlamentaria. Traducido: lo estaban castigando por hablar claro, no por calumniar.

Grande había opinado (duro, pero opinado al fin) sobre el accionar de Simesen de Bielke en causas calientes mientras ocupaba una banca en el Congreso. Pero, en vez de debate democrático, le tiraron un juicio encima. Ahora, la Corte dice que eso fue un intento de disciplinamiento y que jamás debió avanzar.

El fallo no se anduvo con vueltas: el tribunal que lo condenó “ignoró el contexto institucional”, despreció el derecho a la libertad de expresión y ni siquiera valoró que Grande pidió disculpas públicas dos veces, una en su cuenta de Twitter y otra en su programa radial. Para los jueces, eso bastaba para archivar el tema.

El mensaje de la Corte fue directo como un uppercut: en democracia, la crítica al poder no puede ser delito. Y cuando los políticos no pueden hablar sin miedo a ser denunciados, no hay república que aguante.

Ahora, el expediente vuelve al Tribunal de Impugnación, que deberá revisarlo desde cero. Pero el dato ya está: la Corte marcó la cancha y dejó en claro que opinar fuerte no se castiga, se discute.

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