Ahora bien, siguiendo la misma línea electoral, la novedad reciente es que Pantaleón conformará la lista acompañando a la verborrágica diputada nacional, libertaria de pura cepa (hasta que el panqueque diga otra cosa), Emilia Orozco, quien ya se cansó del currito como legisladora nacional por Salta, para ahora mudarse a la banca del Senado Nacional con la bendición del empresario de las aceitunas, Alfredo “Cabeza de Cepillo” Olmedo.

Las piezas se van acomodando según y conforme los intereses de la casta salteña, sin embargo, se recomienda al pueblo salteño ser memoriosos a la hora de emitir el sufragio. Por ejemplo, no hay que olvidarse cuando los ciudadanos del municipio de Vaqueros casi realizan una pueblada en contra del actual intendente de ese municipio, Daniel Moreno, el entonces diputado Pantaleón y la senadora mandato cumplido, Silvina Avilés, por no cumplir con las promesas de campaña que llevaron a estos personajes a sus respectivos puestos.

En aquel momento, con pasacalle de por medio, los funcionarios mencionados casi son sometidos al escarnio público por obras inconclusas en el sistema de red fluvial de ese departamento, siendo que la plata estaba pero que nunca llegó al destino que tenía que haber llegado.

Por otro lado, la niña que llegó a la política sin ser elegida por el voto popular, Emilia Orozco, cuya popularidad llegó a la cúspide cuando delató a sus colegas del Concejo Deliberante de Salta, contando sobre los obscenos salarios que percibían cada uno de ellos. Sin embargo, en los últimos tiempos su imagen positiva decayó ya que los escándalos y los dichos en la que se ve envuelta frecuentemente la dejan expuesta y cascoteada.

Lo cierto es que en los pasillos de La Libertad Avanza, ya están pensando en cómo van a encarar la campaña descarnada que promete ser una novela de acusaciones cruzadas, escraches públicos, algún videíto de comodín que se está guardando para atacar con artillería pesada, o alguna historia de hijos no reconocidos, amantes, etc. Artimañas de la política actual que atomizan a los electores al mejor estilo de las películas donde pululan las comparaciones, en el afán de llegar al objetivo.