Legislativas
¿Por qué nadie lo apunta?

Galíndez, el artífice de los "asesores" en la Cámara de Diputados

El negocio de los asesores es una forma de adoctrinamiento para los legisladores, y Gastón Galíndez es quien termina autorizando o denegando los contratos.

Mientras en Salta todos los legisladores se muestran horrorizados por la denuncia que recibió Fabio Rodríguez por parte de una joven que lo acusó de haberla inscripto como "asesora" en la Legislatura y nunca recibir un peso, nadie se plantea el verdadero problema de fondo, que es el gasto público indiscriminado que maneja la Secretaría Administrativa de la Cámara Baja. Es el ex fisicoculturista Gastón Galíndez, quien tiene en sus manos la lapicera para definir a quién sí y a quién no autorizarle la cantidad de contratos que pidan, y el monto que percibirán cada uno.

Hipócritamente, muchos de los diputados y diputadas que fueron entrevistados por los distintos medios de comunicación salteños, se mostraron sorprendidos por la acción de Rodríguez. Pero ninguno de ellos se animó a decir, tal vez, qué es lo que hacen con cada uno de los asesores.

En el medio, hay decenas de familiares directos e indirectos de cada uno de los integrantes de la Cámara de Diputados que cobran un sueldo del 1 al 5 de cada mes, y sorprendentemente, la mayoría no percibe el total del monto que reciben mensualmente. Es que ya lo dijeron muchos, e incluso un senador provincial no tuvo pelos en la lengua para admitir que las personas que tiene nombrada en el Senado perciben una pequeña suma de dinero, mientras el resto va a un fondo común.

En Diputados, solamente teniendo en cuenta el mínimo de asesores que tiene cada uno, estaríamos hablando de 180 personas que perciben sumas cercanas a los 100 mil pesos mensuales. Traducido en dinero, hablaríamos de una friolera de 18 millones destinado, como poco, a los asesores de la Cámara.

Sin dudas esto tiene un gran responsable, al que ninguno de ellos se anima a criticar. Es lógico el miedo teniendo en cuenta que Gastón Galíndez, el encargado de velar por las finanzas de la Cámara Baja, es quien termina autorizando o denegando (esto último muy pocas veces), los contratos de los asesores. De hecho, el negocio de los asesores es una forma de adoctrinamiento para los legisladores, sobre todo del interior provincial y departamentos no muy fuertes electoralmente.

Sucede que, es vox pópuli, que mientras más alineados estén los legisladores con la conducción de la Cámara, que generalmente responde a intereses provinciales, más beneficios tendrán. Beneficios que, por supuesto, se traducen en contratos y dinero.

Galíndez, sabiendo de la responsabilidad que le podría caber en este posible caso de estafa, ya abrió el paraguas y mandó a uno de sus alfiles preferidos, Germán Rallé, a disimular la situación pidiendo una comisión de investigación a Rodríguez. Por lo bajo, en la Cámara se lo pudo ver charlando con el representante de La Candelaria. Corto, conciso. La idea es dejar pasar el tiempo, de la Cámara no se va nadie por la fuerza. Cuando el escándalo se diluya en la retina de los salteños, inscribimos al asesor que quedó vacante.

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