A un costado de ellos, aunque guiñando el ojo y haciendo sonrisitas a la pareja, se encontraba el marsupial de Martín Grande. Con camperita roja, el macrista parecía más un Yirigoyenista de la primera hora que un conservador de capa amarilla como supo identificarse hasta hace unas horas atrás. Grande, pícaro, buscaba saludar a todo aquel que tuviera un celular con un gimball o un bastón de selfie, o al que vea con un micrófono en la mano. La estrategia del ex legislador era sencilla, saludar y manguear una entrevista. Es que, desde que dejó de ser parte del Congreso, los únicos que lo buscan son los medios de Mena Saravia, donde tiene una especie de beca para tener un titular cada semana.

La frutilla del postre fue Miguel Nanni, compañero de Manes en la Cámara, en teoría de la misma línea partidaria, aunque con pensamientos muy distintos. De hecho, mientras el neurocirujano es promotor de revalorizar a la UCR con candidatos propios para las próximas elecciones, sin rebajarse a componer un frente como lo hace el kirchnerismo o la oposición de Juntos por el Cambio; Miguelito es un asiduo buscador de alianzas y en Salta ya tendría hasta candidatos para salir de la mano con el oficialismo, con la posibilidad de tener un vicegobernador proveniente de Tartagal. A Nanni ni siquiera le hicieron entrevistas. Llegó solo, como alma en pena. Por ahí le preguntaron si es que iba a decir algunas palabras, pero parece que las clases de lectura de corrido todavía no hicieron efecto. "jaja no, no, hoy no" se limitó a responder, retirándose cabizbajo. todo un caso.