Es que estuvo a la vista de todos que durante el último año de su gestión al frente de la cartera sanitaria, Juan José Esteban, aquel al que todos adoraban durante los últimos meses del 2020 por considerarlo el héroe de la pandemia tras una penosa actuación de su antecesora en el cargo; estuvo con la cabeza en otras ocupaciones, personales obviamente, y que terminaron por confirmarse a fines de noviembre, cuando deslizó la posibilidad de ser candidato a diputado una vez que dejara el cargo.

Los amagues de Esteban, quien tuvo tantas despedidas de la función pública como Los Chalchaleros de los escenarios, le costaron la vida a una decena de salteños (de forma oficial, extraoficial se mencionan muchas más). Su poco interés en exigir a los intendentes, sobre todo del norte provincial, descacharrados y acciones conjuntas para evitar una proliferación del Aedes, hizo que su sucesor, Federico Mangione, tenga que bailar con la más fea a menos de un año de haber tomado las riendas del ministerio.

A pesar de que hoy las críticas apuntan al ex director del Materno Infantil, la responsabilidad inicial fue de Esteban que, con los ojos puestos en la campaña, y en las acciones que hoy lleva adelante con Emiliano Durand, recorriendo Barrios y ofreciendo atención gratuita (en realidad a cambio de votos, claro), descuidó la salud de más de un millón de salteños que, para colmo de males, pueden llegar a premiarlo con una banca en la Cámara de Diputados de Salta durante cuatro años, y una abultada jubilación como legislador, que es en realidad lo que busca.