Panorama Político Salteño
Caos

En la Provincia del hambre, Dib Ashur piensa en un lujo innecesario

Para Dib Ashur, ahorrar en asistencia crítica es fundamental en un año no electoral. (Dibujo: NOVA)

Viciada por el oficialismo compulsivo de los legisladores que se terminaron embanderando detrás de un solo líder político, la provincia de Salta vio con tristeza como los diputados electos por la gente hace dos o cuatro años, aprobaron casi sin discutir el cuestionado presupuesto 2022 que ya le costó el puesto a una ministra del Gobierno.

Sin siquiera saber con qué van a contar a nivel nacional, y sobre todo teniendo en cuenta lo ocurrido ayer en el Congreso de la Nación donde los diputados nacionales opositores lograron que no se apruebe el presupuesto presentado por la gestión de Alberto Fernández, en la tierra de Güemes, del Litio y de la pobreza extrema se resolvió darle la espalda a los sectores más vulnerables y críticos de la población en general.

El responsable de tal atropello a la sociedad tiene nombre y apellido: Roberto Dib Ashur. El contador es el encargado de confeccionar el presupuesto en donde se detallan las obras e inversiones que se realizarán durante los próximos 12 meses, y en donde, en esta ocasión, se decidió recortar el gasto público entre los más necesitados.

Resulta que, a pesar de los esfuerzos por intentar acompañar a las diversas familias del norte provincial cultural e históricamente desplazadas por los distintos gobiernos, de tratar de combatir el hambre que año a año sigue llevándose la vida de originarios y algunos criollos, de tener semana tras semanas miles y miles de personas solicitando una ayuda del estado, un bolsón de alimentos, un plato de comida; a pesar de la proliferación de comedores y merenderos que ya no solamente atienden a niños, sino a familias completas; a pesar de todo eso, Dib Ashur embistió con rudeza contra el Ministerio de Desarrollo Social, que tiene a su cargo velar por todas las problemáticas mencionadas anteriormente.

La poca plata destinada, y encima que le regatearon para no darle lo poco que se había solicitado, hizo que, a comienzos del tercer año de gestión de este Gobierno, se conociera la renuncia de la titular de aquella cartera, Verónica Figueroa.

A pesar de los esfuerzos de “PinochoVillada de dibujar esta salida del gabinete, fue la misma todavía funcionaria quien aclaró que su alejamiento se debe a la poca suma que se le tiene pensado destinar para la asistencia crítica y, no conforme con esto, salió a pedir a quienes vayan a quedar en ese organismo a “plantarse” y pelear por lo que consideran necesario.

A mediados de esta semana fueron los distintos trabajadores que dependen o prestan servicios para Desarrollo Social quienes se movilizaron hasta la Legislatura a pedir que revean el presupuesto.

Pero una cosa es que se recorte a todos y por motivos medianamente obvios, como la falta de dinero que pudiera enviar Nación, o lo poco que produzca una Provincia que hasta hace unos meses y según propias palabras del ministro de Economía, tenía superávit. Otra muy distinta, es que se destinen millones para aparentar algo que no somos.

Y es que el deseo del ex vicerrector de la Universidad Católica es convertir los parques urbanos de la Ciudad de Salta en una especie de Disney World, por lo que mandó a licitar la construcción de un carrusel y un tren eléctrico en el Parque del Bicentenario.

DIb ashur, priorizó así la diversión de unos pocos (porque será de unos pocos teniendo en cuenta la ubicación geográfica de la obra), que la necesidad de miles de salteños, sobre todo del norte provincial, que ven venir al verano con altas temperaturas, sin agua potable, sin una vivienda digna, y sin un plan estival que años atrás, al menos, intentaba paliar el hambre con una Edith Cruz que se puso a la cabeza de la asistencia a las comunidades originarias mientras, al mismo tiempo, se abrían centros de recuperación en puntos clave de la Provincia que los nuevos intendentes hicieron cerrar.

Para Dib Ashur, ahorrar en asistencia crítica es fundamental en un año no electoral. Seguramente, y al llegar el tan temido 2023, el presupuesto tenga un giro considerable ya que los originarios, los pobres, los marginales también emiten votos.

Allí lo veremos, abrazando a alguna dueña de algún merendero, o llevando un bolsón a algún paraje olvidado. La calesita de la demagogia la llaman algunos, nada más acertado.

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