Política
Asume en diciembre

Eduardo Virgili estrena bronceado exprés y sueña con ser el nuevo "Martín Menem salteño"

Eduardo Virgili todavía no cobra ni un peso de sueldo legislativo pero ya le anda entrando duro a la cama solar.

El diputado electo y apoderado de La Libertad Avanza en Salta, Eduardo Virgili, todavía no cobra ni un peso de sueldo legislativo (recién asume en diciembre) pero ya le anda entrando duro a la cama solar como si la billetera viniera con anticipos del FMI.

El chango, de profesión videógrafo devenido en “dirigente” libertario de ocasión, decidió que lo suyo no es la palidez invernal del común de los mortales, sino el bronceado a lo narco boy meameeee caribe guayaberal con pátina de colágeno tres veces por semana. Las sesiones (que no son deliberativas) se llevan adelante en un consultorio emplazado sobre calle Pueyrredón. Porque claro: nada grita más “representante del pueblo” que gastar en rayos UV antes de estrenar banca.

Virgili no solo se quema la piel, también quema etapas: con el CUIT todavía virgen y la espalda plena de lozanía, ya se autopercibe el nuevo Martín Menem de los Valles de Lerma. No se sabe si es por los onerosos trajecitos violeta que usa en cada acto público (suerte de disfraz que lo hace parecer más a cosplayer del guazón que al castizo presidente de la Cámara de Diputados) o por los humos que le subieron a la cabeza antes de recibir la VISA Black que se ganó por poner el gancho para asumir como levanta manos de Olmedo.

Lo verdaderamente triste es que mientras muchos libertarios hablan de “austeridad”, “sacrificio” y “terminar con los privilegios de la casta”, Virgili inaugura la casta estética: camas solares, colágeno y delicados paños violetas. Un combo que no está en ninguna plataforma electoral, pero que él promociona con su propio cuerpo como cartel luminoso de campaña.

Así, Virgili parece convencido de que, para ser un político en Salta, hay que empezar por el bronceado. Lo demás, gestionar, legislar o representar, vendrá después, si es que alguna vez llega. Mientras tanto, ahí lo tienen: tostado, brillante y creyéndose el remake liberal de los 90’, con la misma fórmula de cartón pintado.

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