Panorama Político Salteño
¡De no creer!

De tal palo, tal astilla

Marcelo Ramón Domínguez a "upa" de Abel Cornejo. (Dibujo: NOVA)

El nuevo ministro de Seguridad de la provincia, quien asume este lunes en la cartera, llega directamente de la mano de su antecesor, Abel Cornejo. Digno discípulo del ex juez de Corte, obtiene este premio consuelo tras su fallida postulación a ocupar el máximo cargo de la Justicia salteña y, al igual que su predecesor, llega a uno de los puestos más importantes sin tener la mínima idea de lo que se debe hacer en esa área.

El mes pasado te contábamos sobre esta nueva designación. Marcelo Ramón Domínguez, quien hasta hace horas se desempeñaba como juez en la Sala III de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, era propuesto para ocupar el cargo que dejaría vacante Abel Cornejo en el Ministerio de Seguridad y Justicia.

De amistad de larga data, íntimos desde hace años; tiempo atrás ya intentaron una jugada que deje a Domínguez mejor parado de cara al ocaso de su carrera, pero la falta de aptitud lo dejó en las puertas de una posible designación "honorífica".

Fue en mayo cuando, tras la renuncia de Horacio Aguilar a la Corte de Justicia, se proponía como candidato a ocupar esa vacante al camarista. El pedido era fuerte, provenía de, ni más ni menos, uno de sus miembros más recientes y de mayor duración en dicho cargo.

Abel Cornejo, quien se desempeñó en ese puesto desde 2008 hasta 2019, cuando hizo un cuestionado enroque de cargos con el entonces procurador general, Pablo López Viñals. A pesar del esfuerzo, finalmente el oficialismo optó por enviar el pliego de alguien más afín a ellos y el cargo quedó para Gabriel Chibán.

Tras esta frustración, todos creyeron que el destino de Domínguez era continuar en la Cámara de Apelaciones. Pasaron varios meses, medio año, a decir verdad, y su nombre volvió a estar en boca de todos. Su amigo, aquel inquebrantable y leal nexo con las altas esferas gubernamentales de los últimos 20 años, tenía reservada una propuesta difícil de rechazar.

En realidad, podría haberse quedado cómodo en la Justicia siendo intocable, viviendo tranquilamente en un semi anonimato, pasando desapercibido para gran parte de la población; pero no, según dicen que le gustan los desafíos.

Al anunciar Abel su alejamiento definitivo, tras algunos amagues mediáticos, llevó de la mano al camarista hasta el Grand Bourg en donde solicitó, exigió e imploró (todas juntas) que su sucesor sea alguien de confianza; de su confianza, claro. El ruego fue aceptado y Domínguez asumirá este 12 de diciembre, cuando se presente el balance del tercer año de esta gestión provincial.

Más arriba utilizábamos el término "discípulo" para referirnos a Domínguez, y aquí va la explicación. Al igual que su antecesor, los títulos, cursos y demás ítems que adornan su Currículum están estrechamente relacionados al ámbito de la Justicia. Nutridos cursos, capacitaciones, disertaciones, proyectos elaborados y demás adornos hacen de Domínguez alguien con mucha pericia para asumir al frente del Ministerio de Justicia. Lo que no hay que olvidar, es que dicha cartera también abarca a Seguridad, y allí viene el problema.

En declaraciones con un diario local, Domínguez dejó entrever que el cargo que acepta en el gobierno, es simplemente para cumplir un capricho personal.

De hecho, asume que no tiene ni la mínima idea de lo que significa el área de seguridad, pero que le gusta el desafío el cual acepta, simplemente, por conocer al actual Gobernador desde hace varias décadas. Ni tiempo de analizar se tomó, aunque todos saben que sí, cuando le ofrecieron cubrir la vacante y aceptó de forma inmediata.

"Es un ministerio que tiene su complejidad por ser dos áreas. En una de ellas tengo varios proyectos, y de la otra escucharé las instrucciones que recibiré de él" dijo haciendo referencia al mandatario, lo que expuso, sin dudas, que en el área de Seguridad no tiene pericia alguna para ejercer el cargo y que, entre líneas, las decisiones las tomarán otras personas. Al mismo tiempo afirmó no tener equipo armado que, sumado a la falta de un proyecto concreto para llevar adelante el puesto (por lo pronto hasta diciembre de 2023), hacen que uno de los tres "pilares" fundamentales de cualquier Estado, quede en manos de improvisados, nuevamente, como lo ocurrido en noviembre del 2021 cuando, tras la salida de un militar que no supo llevar las riendas, asumió Cornejo sin muchas luces, lo que derivó en importantes problemas a la salteñidad. De tal palo, tal astilla; dirían en el barrio. Nepotismo sería el nombre indicado.

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