Pasaron casi 15 meses desde que la radiofonía salteña vivió un cambio categórico. En agosto del 2023, y tras una serie de escándalos en la radio de uno de los "patrones" del dial local, irrumpía en el oído de los capitalinos una nueva señal. Mejor dicho, una reinvención de una frecuencia que estaba casi en ruinas y que representó una oportunidad de negocio para, por ese entonces, un legislador que veía cómo su exposición mediática llegaba a su fin con el cumplimiento de su ciclo en la Cámara baja local.
Sabiendo que al ser un "Mandato Cumplido" no tendría oportunidad de plasmar sus disruptivas opiniones que, hasta ese entonces, solamente se podían plasmar en el portal digital "Opinorte" de su propiedad, Daniel Sansone aprovechó las mieles que le dejó la política y la dieta como diputado provincial, sumado a su actividad privada, y compró la emisora Infinito 96.5 Mhz., que era propiedad de una reconocida mujer de los medios no políticos.
Antes de salir al aire, la emisora causó gran expectativa porque, la figura principal, es alguien que tiene un caudal de oyentes considerable. De hecho, hasta hoy el único programa que tiene interacción con los oyentes, lo que marca el nivel de audiencia, sigue siendo Daniel Murillo ya que el resto de programas de la Infinito rozan lo paupérrimo.
A la falta de oyentes, y de negocios privados a los cuales no les pueden pedir demasiado en concepto de publicidad debido a la nula audiencia, las esperanzas de Sansone recayeron en Grand Bourg y el CCM. Desde allí esperaba un centro que nunca llegó y empezó su alevosía contra el equipo del intendente Durand, y el de coordinación de la provincia.
Lamentablemente para él, su estrategia no funcionó y hasta el día de hoy persiste su resentimiento. Junto a su socio atacan todos los días a las gestiones, esperando el llamado telefónico que no llega. Sansone, en su desesperación ante el aumento de impuestos y erogaciones, crea teorías conspirativas entre medios y funcionarios, olvidando que él como su casta familiar, fueron parte de lo peorcito de la política y la función pública de los últimos años.
Solo para recordar, de él poco se sabe respecto a su desempeño como legislador, salvo su pelea con Liliana Mazzone, que encima fue en un contexto de redes sociales. ¿Proyectos? Ninguno de relevancia. Pero su hija sí que fue notoria. Como secretaria de Cultura dio asilo a porteños desempleados con cargos altísimos y sueldos estratosféricos en plena pandemia, dándose el lujo de tenerlos de ñoquis, viviendo fuera de la provincia. O trabajar desde la cama, o irse de juerga a carnavalear a Jujuy cuando primaba el aislamiento obligatorio; o el abandono a los artistas en pleno estallido del Covid… Y después hablan de familia. El tronco en el ojo ajeno…