Salta, La Linda. Tierra de gauchos, agradables paisajes, harina y albahaca para los carnavales, calor intenso, mosquitos Aedes, tacheros “en cuero” y políticos sinvergüenzas cada día más corruptos. Los escándalos en “Saltadilla” están a la orden del día. A veces salen solos a la luz, otras veces cuesta un poco encontrarlos; pero, existen ocasiones en las que llegan en forma de regalo, con moño, desde puntos muy remotos.
Como es de público conocimiento, la frontera salteña es un problema que, históricamente, ninguna gestión pudo contener y mucho menos solucionar.
El narcotráfico, el sicariato y el tráfico de influencias son "pan nuestro de cada día" en municipios del norte provincial, sobre todo en aquellos que se encuentran en el límite con el país hermano de Bolivia, como es el caso, por ejemplo, de Aguas Blancas cuyo intendente, Carlos "Conejo" Martínez, fue imputado por la justicia salteña, por "supuesta" vinculación con el narcotráfico.
Acá una curiosidad, ese "supuesto" es un secreto a voces por la comuna, quienes aseguran que el alcalde no es un simple "mulo", como se denomina al repartidor de "fafafa" de más bajo rango, sino que "tranza" con la elite narco de la frontera con Bermejo. En pocas palabras, según rezan las historias, Martínez es un "Bad Bunny”, conejo malo para los no entendidos en el inglés, que se la "lleva en pala" de manera ilícita y utilizando sus influencias como jefe comunal de Aguas Blancas.
Pero la historia no termina ahí. Es tal la caradurez de Carlitos y de sus "amiguis" cómplices, como el juez Claudio Alejandro Parisi, también investigado por la Justicia quien, según consta en el expediente, le habría proporcionado información confidencial sobre el homicidio de su hermano, César Daniel Martínez, “El Oreja”, otra "fichita" del norte al que dejaron como "colador de pasta" mientras cumplía arresto domiciliario, en lo que se presume habría sido un ajuste de cuentas por parte de los "capos” de la “merluza”.
Cabe recordar que hace un tiempo atrás, no muy lejano, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, desembarcó en tierras del norte provincial, donde uno de los destinos fue Aguas Blancas, para mantener una reunión con el intendente Martínez. Sin embargo, este se dio el “lujo” de tirarle la puerta de su despacho en la cara, prácticamente, y ni siquiera tuvo la cortesía de decirles a sus empleados que le conviden un jugüito de pelón a la acalorada funcionaria que luego defenderse afirmando que ella no quiso reunirse con el polémico alcalde.
Al parecer, Martínez tiene los días contados ya que se está considerando intervenir el municipio, cosa que tendría que haber ocurrido "para ayer", pero bueno, seguramente, hay causas más importantes que atender, que un "alcalde narcotraficante". Pero algo es seguro, si en la Casa de los Leones de la Mitre al 500 ya están hablando de intervención, es porque desde el Grand Bourg le soltaron la mano y piden que al Conejo lo hagan escabeche.