Bienvenidos a los juegos del hambre: al "Rana" Villa se le desmayó la mascota

El kirchnerismo intervencionista de Cristina Fernández no para de caer al abismo. Con cinco intentos de colectoras que provocan más rechazos que apoyos, el Partido Justicialista intervenido por Sergio Berni recorre sus últimos metros de campaña a puro hambre, al punto que ya ni los disfrazados se mantienen en pie.
La mascota, una simpática ranita, animaba la repartija de folletos que invitan a votar por Jesús Ramón “Rana” Villa, exdiputado provincial por el departamento Rivadavia y dirigente kirchnerista con la difícil (pero no imposible) tarea de ganar, aunque sea una banca, en la Cámara de Diputado de la provincia de Salta.
La situación transcurría sin altibajos hasta que el personaje, responsabilidad de un joven embutido dentro de un traje de goma espuma comenzó a realizar movimientos extraños, para luego caer de hocico al piso producto de una baja de presión.
Y es que a pesar de los 100 millones de pesos que la administración depuesta por Cristina les dejara a modo de “caja”, apenas Berni, el “Oso” Leavy y compañía se hicieron de las llaves, los recursos no aparecen. O al menos, no habría para comprarle un sanguchito y una coca al pobre muchacho que tenía que personalizar simpáticamente el apodo del único que puede llegar a entrar a la Cámara baja gracias al sistema D’hondt.
Ya en Salta sabemos que Lía Verónica Caliva tiene menos votos que Rasputín, lo que hace ilógico pretender que no haya un flujo de recursos que apuntalen un poco más al menos impresentable de los candidatos K en Salta.
Lo cierto es que al ver la caída del joven, el propio Jesús Ramón Villa ordenó con premura que se le compre algo para nivelar la presión y que este pueda seguir con lo suyo, intentar el milagro de no perder con la vapuleada izquierda. Toda una vergüenza y clara consecuencia de las decisiones de una dirigente a la que le soplaron el oído con pésimas sugerencias. Ni un milagro podría salvarlos.