Política
Todo mal

Ataque de pánico, medicado y con síndrome de abstinencia: los días difíciles de Emiliano Durand

Emiliano Durand es el que vimos en estos últimos días de la campaña y no el simpático bonachón que vemos en distintos canales de TV y las múltiples cuentas en redes sociales.

El candidato a intendente por Qué Pasa Salta, perdón, por Vamos Salta, vive días complicados. Sus planes de llegar a la Intendencia haciendo nada, solo jugando al emprendedor y regalando algunas chiquiteces, poco a poco fueron quedándose truncos debido a la fuerte presión de sus competidores. Tenía todo medido, llegar sin decir ni una propuesta, solamente halando bonito a los empleados municipales, a los salteños, a los baches y a los foquitos de Lusal; pero algo tan simple como un debate lo terminó descolocando. Los papelones a horas de la elección le juegan una mala pasada.

Desde hace meses les contamos que Emiliano Durand no es el mismo de ayer. Antes caminaba tranquilo por los barrios. Llegaba, dictaba un curso, se sacaba fotos, y se retiraba en medio de sonrisas. Hoy la situación no es muy distintas, sino que el distinto es él. Camina con custodia, llega a entrevistas y no las hace, se retira antes de tiempo, escapa, huye, no da la cara. Tal vez el verdadero Emiliano Durand es el que vimos en estos últimos días de la campaña y no el simpático bonachón que vemos en distintos canales de TV y las múltiples cuentas en redes sociales.

Los últimos papelones escandalosos que protagonizó el empresario multimillonario se dieron en esta última semana. Luego de haber truncado el debate de candidatos organizado por el Concejo Deliberante que accedió a sus órdenes y desestimó el proyecto que habían aprobado semanas atrás; fue la Universidad Nacional de Salta la que logró dar cátedra en organización de eventos de manera express y sentó a los 15 aspirantes a que mencionen ideas, ataquen a sus contrincantes, o simplemente hablen durante 9 minutos de lo que tenían ganas.

En este debate llevado a cabo el martes, hubo que esperar hasta pasadas las horas del mediodía para saber si Emiliano asistiría. Todos habían confirmado, 14 de 15. Finalmente fue y su performance fue tan vacía como el contenido periodístico de su portal digital tan bien remunerado. Nervioso por las "atendidas" o refutaciones que recibió, decidió retirarse antes del final aduciendo que tenía una entrevista televisiva. Era mentira. Quiso evitar a los periodistas que lo asediarían a preguntas, a él y a Bettina Romero. De hecho, una sola trabajadora de medios fue quien se acercó al candidato mientras se retiraba. Pudo hacerle dos preguntas, ninguna fue respondida. Huyó.

Horas después, durante el miércoles, lo que parecía iba a ser la oportunidad para que ambos candidatos que polarizaron la elección, Romero y Durand, puedan verse frente a frente, terminó en bochorno. El programa pasó por distintas etapas debido a que Durand había aceptado debatir días atrás con la intendenta actual. El mismo miércoles anunció que no quería cruzarse con la jefa comunal y ordenó que se participación fuera con entrevista personal. Llegó al canal de Javier Matus, otro impresentable del que hablaremos más adelante, pidió privilegios y, al ver a su contrincante en el mismo edificio, entró en crisis y se encerró en un camerino. A los gritos, él y su esposa legal, Irene Soler Carmona, ordenaban que Bettina se fuera y se negaron a participar del programa que tuvo que levantar su emisión del aire.

Tras eso, salió despavorido por las calles de Alto La Loma con rumbo a su mansión en la coqueta San Lorenzo en donde se auto medicó para poder dormir ya que, entre los nervios, el ataque de pánico al ver alejadas sus chances de llegar a la intendencia, y el síndrome de abstinencia durante las últimas tres semanas; su descanso se vio reducido. A esto se suma el alejamiento de los pebetes por tiempo indefinido para salvaguardar la imagen. Todo un combo que hicieron que hasta le salgan más canas. Take it easy, Emi.

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