El espacio que tiene como máximos referentes al presidente Alberto Fernández, y a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, perdió bancas en diputados y en concejos deliberantes de toda la provincia. Tal vez los golpes que más se sintieron fueron los de los ediles Laura García y Fernando Ruarte (La Cámpora), y el del “Rana” (Ramón) Villa, el diputado millonario que representaba al departamento más pobre.

Tras la derrota electoral, los dirigentes K de Salta no fueron tan autocríticos. Es más, la diputada Caliva se refirió a que Salta “es una provincia de derecha con feudos”. La ex mujer de Andrés Monzón, fundador del grupo piquetero CCC en Salta expertos en exigir planes sociales y de vez en cuando retribuirlo con trabajo para sus miles de cooperativas, prefirió seguir haciendo lo que hizo en casi dos años de mandato, nada, hacerles goles al arcoíris y criticar una gestión provincial.

Mientras tanto, por otro lado, la convencional constituyente electa (entró de pepe dirían las abuelas) la legisladora mostró su preocupación ante la llegada de las elecciones nacionales en las que el zurdaje K tiene en juego una banca, la de Alcira Figueroa, que primero era del Oso (Sergio) Leavy y luego del “Chupachichi” Juan Emilio Ameri. Ante el panorama adverso que tendrán los kirchneristas, pidió por la unión y por “barajar y dar de nuevo”. También aprovechó para tirar de las orejas a la actual conducción por estar tan subordinados a lo que imponen desde Nación y haber ido en el mismo espacio que el gobierno provincial para las PASO.

Justamente, en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias se enfrentarán el candidato oficialista, Emiliano Estrada; y el falso camionero Jorge Guaymás. En Salta ya se habla de la “soltada de mano” que le darán al ex ministro de Juan Manuel Urtubey y que la pelea entre el gremialista y el Oso Leavy solamente fue una pantalla. Todo indicaría que el kirchnerismo más zurdo, el de Caliva, Kolina, el Frente Grande y las organizaciones piqueteras como la Corriente Clasista y Combativa, entre otras, jugarán sus fichas a Guaymás, para demostrarle al oficialismo provincial que ellos pueden aceptar lo que digan desde Buenos Aires, pero jugar sucio como buenos kirchneristas que son. Habrá que ver si los salteños demuestran lo mismo que hace tan solo cinco días.