Política
Represión a los municipales

Arde Orán y el intendente se manda una tras otra

El intendente de Orán, Pablo González no emboca una y va de mal en peor.
Esta semana hubo un reclamo de municipales por deudas salariales; y el intendente Pablo González mandó a la policía a reprimir.

Pablo González no emboca una. El ex senador que destronó a la dinastía (de Marcelo) Lara Gros del ejecutivo municipal del segundo municipio más grande de la provincia, tiene una capacidad impensada para protagonizar distintos hechos que no necesariamente son en bien de la comunidad. Desde el inicio de la pandemia, pero sobre todo con la llegada del 2021, el alcalde norteño viene siendo muy criticado por propios y extraños a su gestión.

Mientras gran parte de la población, precisamente un 51,70 de los oranenses, le daban hace dos años un voto de confianza pensando que iba a ser la renovación de un ya desgastado Marcelo Lara Gros; otro tanto, sobre todo opositores, no le tenían fe y auguraban una gestión deplorable por parte del entonces senador provincial Pablo González. Lo peor, es que estos últimos no estaban tan errados si tenemos en cuenta el contexto actual de la segunda ciudad más grande que tiene la provincia.

Y es que el jefe comunal no deja de protagonizar desaciertos, sobre todo con la llegada del 2021. Allá por los meses de enero y febrero, el alcalde de San Ramón de la Nueva Orán fue señalado por desviar un envío de vacunas contra el coronavirus, hacia una clínica privada que sería de su propiedad. Incluso, un informe de un periodista local reveló que desde el sanatorio privado solicitaron al Gobierno varias dosis para inmunizar a su personal, aunque luego la inoculación fue realizada en el hospital público local San Vicente de Paul. “El intendente Pablo González tiene una clínica privada, retiraron una porción de vacunas para inocular al personal de esa clínica, pero después el personal de salud apareció vacunándose en el Hospital. ¿A dónde fueron esas vacunas?”, cuestionó el periodista.

Días atrás ya con la llegada de junio, González quiso imitar una estrategia que no a todos les queda bien. Al mejor estilo del Gobernador, recorrió hace dos fines de semana algunos centros de vacunación contra el coronavirus aprovechando la llegada de más dosis y la apertura para nuevas franjas etarias para acceder a la inoculación. Llamativamente, lejos de ser bien recibido por los ciudadanos, solamente recibió insultos, abucheos y agravios. Y es que la gente no perdona muchas veces la falta de gestión y poco compromiso ante una situación tan delicada como la que está pasando no solo Orán, sino todo el mundo respecto al coronavirus. Según informaron desde tierras norteñas, el recorrido del intendente fue muy breve, apenas dos centros de salud bastaron para que el alcalde decidiera suspender la ronda de fotografías y volverse a su casa con más penas que glorias.

Ahora sumó un nuevo poroto en su contra. Es que este lunes, durante una manifestación de municipales y cooperativas que reclamaban por varios meses de retraso en el pago de sus sueldos, a González no se le ocurrió una mejor idea que convocar a la fuerza pacifista de la Policía de Salta para que actúa de intermediario. Haciendo lo que mejor saben hacer, los efectivos de Infantería, a fuerza de escudo, garrote y balas de goma, intentaron liberar una calle que había sido tomada por los manifestantes en las puertas del edificio municipal.

Algunos allegados al Grand Bourg mencionan que se estaría analizando una intervención en el municipio, aunque eso por ahora es tan solo un rumor. Quien estaría metiendo los “garfios” en todo esto sería Antonio Hucena, uno de los vacunados VIP de Salta que sueña con ser el próximo gran político de la provincia y, si bien es cierto que la mayoría sino todos los oranenses lo conocen, esto no significa necesariamente que sea por buenas acciones.

Lectores: 1153

Envianos tu comentario