Panorama Político Salteño
El escenario

¡Al cabo que ni quería! Incapacidad K en el PJ de Salta

El ex intendente de Tartagal, Sergio "El Oso" Leavy, y el dirigente Emiliano Estrada. (Dibujo: NOVA)

Desde que se conformaron en Salta, los ultra kirchneristas locales siempre tuvieron una espina en el ojo y no es más que el poco poder de fuego que tienen para replicar tendencias nacionales.

La obsecuencia desmedida, y la adulación extrema a la familia que supo manejar las riendas del país, no fueron suficientes para poder hacerse con el bastión más preciado por todo aquel que diga llamarse peronista; y no hay mucha esperanza de que eso cambie de cara al 2025.

Actualmente, los acérrimos defensores de Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner y Máximo Kirchner, pueden presumir de ostentar un cargo nacional electos por el pueblo, pero todo indicaría que tendrán que despedirse de este "veranito" ya que la cosa no pinta muy celeste que digamos, y el celeste que asoma no es de su tono, sino uno más bajo.

Hasta hace no mucho, Sergio "El Oso" Leavy era el bendecido de Cristina. El ex intendente de Tartagal fue una de las mentes maestras de la aparición del Partido de la Victoria en Salta, que conformó el Frente para la Victoria (FpV) que acompañó la primera candidatura de la ex mandataria, y que ese mismo año erigió a Juan Manuel Urtubey como gobernador de los salteños.

Desde ese 2007, en que ocupó el rol de presidente del partido "peronista de los K", hasta el 2017 en que fue electo diputado nacional, supo ser quien decidía junto a su binomio, el ya fallecido Antonio Vilariño, el rumbo de los justicialistas resignados.

Allí fue cuando cobijó a Emiliano Estrada, por entonces una joven promesa, que saltó al conocimiento público tras ser nombrado ministro de Economía en el último mandato de JMU.

El joven economista, quien renunció a su cargo para dedicarse a la campaña, no pudo lograr ser vicegobernador del Oso tras el arrollador fenómeno GS que arrasó en la provincia con los votos. No obstante, en 2021, con la bendición del 1, ocupó una banca en Diputados.

El primero, cristinista; el segundo, maximista. Sergio se arrancó las manos para ponerlas en el fuego por su jefa política, mientras Emiliano militó en La Cámpora, anduvo con gente que hoy debe explicaciones a la Justicia, y hasta se alió con los que ahora son libertarios para pelear en vano la gobernación en el 2023. Aparte de la ideología, Leavy y Estrada comparten un mismo sentimiento: El fracaso.

Pero no el fracaso político porque, uno más que otro, tuvieron buenas carreras. Uno fue diputado provincial y nacional, intendente, destituido y reelecto, y hasta dentro de 14 meses senador nacional. El otro llegó como ministro, lo nombraron funcionario con Wado de Pedro, y hoy es diputado.

El fracaso al que hacemos mención es la incapacidad para imponerse en el Partido Justicialista local. Ambos lo quieren, pero ninguno tiene el aguante suficiente para hacerle frente a la coalición que hoy lleva las riendas en el edificio de calle Zuviría.

Allí, incluso por aquellos que están en contra de Amat y Galíndez, miran mal a los kirchneristas a quienes, incluso, le gritaron alguna que otra frase muy olmedista.

"Agarrá la pala", "Peroncho con OSDE", y "menos votos que Miriam Bregman" son solo algunos de los epítetos que vociferan los afiliados de Perón a esta dupla que, lejos de sobresalir, se unen en el exilio pejotista quedando siempre dentro del barril.

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