Panorama Político Salteño
Leavy, el bastardeado

Al Oso, desgastado políticamente, ya lo toman para la "chacota"

El “Oso”, Sergio Leavy. (Dibujo: NOVA)

Los propios kirchneristas ya ni se esfuerzan en disimular su decepción con el “iluminado por Cristina (Kirchner)” en Salta. Y es que en realidad nunca se le tuvo mucho respeto que digamos. Sí supo ser en algún momento el bastión fuerte de Néstor Kirchner y la actual vicepresidenta en nuestra Provincia, pero siempre estuvo lejos de los puestos de real poder en las tierras del General Güemes. El ex alcalde de Tartagal, conocido popularmente como el destituido o el que caminó en el barro con botas después del alud que azotó a esa ciudad norteña en febrero del 2009, siempre fue irrelevante, y hoy eso se nota.

Al “Oso” Sergio Leavy hoy lo bastardean todos, propios y extraños. Frisado en la Honorable Cámara de Senadores de la Nación donde accedió tras las múltiples postulaciones que causaron la división dentro de los “K” salteños, Sergio no tuvo trascendencia desde su abultada derrota en 2009 ante el actual gobernador Gustavo Sáenz. A lo sumo se habló de él cuando “panquequeó” su voto en el debate por el Aborto Legal a fines del año pasado, pero solo fueron unas horitas de cámara.

Desde diciembre del 2019, quedó en evidencia quién es Sergio “Napoleón” Leavy en su Salta natal. Tras asumir y regocijarse por un rato de las mieles de pertenecer a un espacio nacional, a “Oso” se le vino toda la colmena en su contra. Hace unos meses lo durmieron con el nombre del “Frente de Todos” en Salta de cara a las elecciones del 15 de agosto. Sus propios “amigues” habían creado un frente que, al mejor estilo de Los Simpson, coreaba por toda la provincia “odiosos, babosos, ya no queremos osos”. Sin un candidato fuerte en las elecciones locales, todos pensaban que estaba guardando lo mejorcito para la nacional; al fin y al cabo, el espacio que integra es hoy uno de los dos más fuertes del país.

Pero nada más alejado de la realidad y, con la llegada del mes de julio, un Oso carecido de poder y de captación de votos, intentó llevarse al electorado por delante y casi lo pierde todo. Leavy, estuvo a minutos de “morir” políticamente. “Si hoy tiene un poco de vida es gracias a nosotros, pero porque no compartimos las ideas de Sáenz ni de Isa. Solo por eso. A los amigos hay que mantenerlos cerca; a los enemigos, más” aseguró un dirigente K que remarcó que el apoyo recibido por Sergio por parte de los partidos Felicidad; Cultura, Educación y Trabajo; el Frente Grande y Kolina (entre otros), tiene un costo altísimo para el senador nacional.

Entre los pasillos del Partido de la Victoria, un referente que charlaba con el ex diputado Juan Ameri, apodado popularmente como el “Chupachichi” tras su incidente en plena sesión, aseguraron que el Oso tenía todo listo para potenciar a su secuaz, José Antonio Vilariño, para que éste vuelva a la Cámara de Diputados, pero eso no podrá ser. Y es que los dirigentes que quisieron dejar afuera a Leavy del FDT local, pusieron lo que hay que poner sobre la mesa y le dijeron “o elegimos los cargos nosotros, o nos vamos con el PJ y vos no existís más”. Incluso el falso camionero Jorge Guaymás, estaría arrepentido de haber anunciado su postulación antes de tiempo teniendo en cuenta que los ánimos están bastante caldeados todavía en el kirchnerismo local.

Tal es la pérdida del Oso que hoy, dentro del Frente de Todos para las elecciones nacionales tienen más peso las palabras de Elia Fernández o de Diego Arroyo. Y no es para menos. Éste último, junto a su amiga del Movimiento Evita, fueron los encargados de desestabilizar a la sociedad salteña hace un mes cuando se conoció que participaron de un “recibimiento” al presidente Alberto Fernández en Salta, cuando llegó con motivo del bicentenario de la muerte del Héroe Gaucho. Arroyo, actual funcionario, tendría el apoyo incondicional de su líder, Alicia Kirchner, y tendría bajo amenaza al senador de abandonar el barco y darle el apoyo al PJ de Isa si no se cumplen las condiciones “pautadas”. Habrá que esperar hasta septiembre, aunque ya no queda nada.

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