Panorama Político Salteño
Escenario provincial

Salta reconfigura su mapa político tras las elecciones nacionales: el avance libertario marca el pulso al 2027

Juan Manuel Urtubey (tercero), Flavia Royón (segunda) y María Emilia Orozco, la ganadora. (Dibujo: NOVA)

Las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre redefinen, inevitablemente, el escenario político salteño de cara a los dos años que vienen. Con más del 92 por ciento de las mesas escrutadas, los resultados colocan a María Emilia Orozco, de La Libertad Avanza Salta, como la gran ganadora de la jornada: supera el 41 por ciento de los votos y asegura dos de las tres bancas al Senado de la Nación que se disputaban en la provincia. La primera será para la propia Orozco -actual diputada nacional con mandato hasta 2027, deberá renunciar a la misma para asumir en el Senado- y la segunda para el abogado Gonzalo Guzmán Coraita, configurando así una representación libertaria inédita para Salta en la Cámara alta.

El condimento ineludible de la jornada, el abultado resultado obtenido, catapulta a Orozco como la figura emergente de la oposición y la posiciona, desde ahora, como principal candidata a la gobernación en 2027, bajo el sello de Javier Milei. Su triunfo consolida el arraigo del discurso libertario en una provincia históricamente justicialista, donde el voto castigo al oficialismo nacional y la búsqueda de alternativas parecen haberse encontrado.

En la Cámara de Diputados, el dominio libertario se repite: con más del 38 por ciento de los sufragios, el espacio obtiene dos escaños nacionales. Gabriela Flores y Carlos Zapata -quien renueva su mandato- representarán a Salta en la Cámara baja, ampliando el bloque libertario en el Congreso y consolidando su influencia política a nivel nacional. Zapata garantiza incondicionalidad en Diputados, algo valioso para Milei, tras las varias bajas sufridas por parte de “traidores al espacio”, que se separaron de la bancada en los últimos meses.

A pesar del avance cuantitativo de La Libertad Avanza, el gobernador Gustavo Sáenz tiene también motivos para celebrar. Su lista provincial logró retener las dos bancas restantes, colocando a Flavia Royón en el Senado y a Bernardo Biella en Diputados. La diferencia porcentual fue ajustada, lo que permite a Sáenz mantenerse competitivo en un escenario adverso y sin haber sido candidato. En la lectura política del oficialismo local, el resultado demuestra que el saencismo conserva estructura y base territorial. El desafío ahora será reorganizarse, negociar con la Casa Rosada y definir su continuidad o su retiro de la escena para 2027.

En el otro extremo, Fuerza Patria sufrió una derrota contundente. La fórmula integrada por Juan Manuel Urtubey como candidato a senador y Emiliano Estrada (este último finaliza mandato idéntico a fines de este año, con lo cual pierde sus fueros estando en una situación de cierta complejidad ante la justicia) a diputado no logró superar el umbral necesario para retener representación.

El exgobernador, tres veces al frente del Ejecutivo provincial, deberá repensar su rol dentro del espacio peronista. En momentos en que el kirchnerismo muestra señales de agotamiento en la región, definitivamente el discurso Nac&Pop no fue funcional a los fines electorales y hasta podría haber sido lo que determinó tamaña derrota.

Los comicios dejaron en claro que el electorado salteño le dio la espalda a las viejas estructuras partidarias y reclama un nuevo discurso. Si Urtubey desea seguir siendo parte del juego político, deberá adaptarse a los nuevos tiempos. El país reforzó su voto de confianza al libre mercado y el Estado no intervencionista.

La izquierda variopinta, el sector cristinista que lidera Sergio Leavy y la UCR quedaron reducidos a expresiones testimoniales. Sus propuestas, ancladas en una lógica política que ya no interpela al votante argentino ni salteño, quedaron fuera de competencia real y podríamos decir que ya no serán determinantes ni interesantes para los salteños.

En el mapa electoral que emerge de estas legislativas, lo que hay que saber observar, es que deja a Salta con un marcado viraje hacia el liberalismo proyectado en dos espacios distintos: un oficialismo nacional peleado con el Gobierno provincial y a quien pretende arrebatarle el timón en 2027, un oficialismo provincial (amigo del libertarismo nacional, pero en conflicto irreparable con los locales) aún vigente pero en alerta, y una oposición justicialista de centro izquierda que claramente carece de una oferta moderna que interese al electorado, o sea, en franca retirada. Los próximos dos años serán muy interesantes.

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