Deberías revisar tu placard: María Emilia Orozco, la candidata del dedo acusador

A falta de propuestas, la mini Lilita Carrió, María Emilia Orozco, volvió a hacer lo único que sabe hacer bien: señalar con el dedo. Como es lógico, y sin respuestas a las falencias que demostró hasta el momento como Diputada, toda crítica es una conspiración de la “prensa pautera”, ese monstruo imaginario al que culpa de todos los males del mundo. Es el eslogan reciclado que aprendió de Milei y repite con devoción, como si la pobreza de propuestas de su discurso pudiera tapar el barro que la rodea.
Mientras María Emilia se victimiza en redes sociales y se presenta como la Juana de Arco de la era de las inteligencias artificiales, lo cierto es que su entorno político es un estercolero difícil de disimular. ¿O acaso ya olvidó la vergüenza pública de su socio político Pablo López, aquel que ofrecía diez mil pesos para que le chupen el miembro? ¿O el episodio del avión sospechoso vinculado a Alfredo Olmedo, el mismo que todavía flota en los expedientes judiciales como un fantasma con olor a kerosene y cocaína?
El mismo discurso que maria emilia orozco. Casualidad ? Igual sos mas linda que esa negra boliviana chorra
— Gonzalo Meza (@unchain97872657) October 13, 2025
La candidata, que pretende limpiar la política desde el barro, también omite contar cómo llegó a su primer cargo: trepando al Concejo Deliberante gracias a la detención de un edil que desvalijaba casas mediante la utilización de “chumbos” y “puntas”. Un debut institucional digno de un guion de Quentin Tarantino, con la diferencia de que esto pasó en Salta, no en Hollywood.
Y si de silencios incómodos se trata, Orozco domina el arte del mutismo selectivo. Ni una palabra sobre el escándalo de José Luis Espert, ni sobre los empresarios salteños que un político local recordó hace pocos días: los mismos que financian su espacio desde sus mansiones en Valle Escondido. Empresarios que, si abrieran la boca o si alguien abriera sus libros contables, podrían hacer caer su estructura política como un castillo de naipes.
Mientras tanto, la diputada libertaria sigue invirtiendo a ritmo de millonaria. Redes inundadas de publicidad, portales truchos que difunden "fake news" a su favor, y una estrategia de propaganda que haría sonrojar a Goebbels. Todo financiado con una fortuna difícil de justificar, pero fácil de rastrear si alguien se animara a seguir la ruta del dinero.
Así es la candidata del dedo acusador: moralina para afuera, silencio para adentro. Se llena la boca hablando de “casta” y “libertad”, pero vive lujosamente de lo mismo que dice combatir. María Emilia Orozco es la versión local de la vieja política maquillada con filtros de Instagram: un producto de marketing, caro, falso y peligrosamente vacío.