En la provincia se votó y pasó de todo, pero la participación es un mensaje claro: 58,75 es muestra de hartazgo

En elecciones desdobladas, para no sufrir el arrastre de la política nacional, se votó autoridades legislativas en los 3 órdenes: senadores provinciales, diputados provinciales, concejales en todos los departamentos y la novedad de convencionales municipales en varios departamentos para modificar las respectivas cartas organicas.
Capital se roba los titulares nacionales, aunque la totalidad provincial sea discutible. La Libertad Avanza (LLA) se llevó la silla del senado provincial.
Esto, dicho así nomás no suena a demasiado si se piensa que la provincia es mucho más grande que una sola banca, sin embargo deja indicios: el senador nacional suele ser naturalmente el candidato a intendente capitalino.
El oficialismo provincial probó con un discurso de “no política”, apuntalando al doctor Bernardo Biella, que fue duramente derrotado por el actual diputado provincial Roque Cornejo Avellaneda.
¿Batacazo? Para quienes no tienen datos diables, si. Las encuestadoras publicitaron durante los últimos 30 días un resultado que no se corresponde con lo sucedido en la jornada de hoy.
Algunos encuestadores indicaban diferencias de hasta el 14 por ciento respecto de lo sucedido hoy. Una pérdida total de credibilidad de los especialistas en datos, que quedan así en un lugar muy incomodo de cara al futuro. Dilapidaron toda posibilidad de credibilidad, al menos las locales.
Así las cosas, las lecturas de la jornada son varias. Con poco apoyo nacional, el principal candidato libertario local logró imponerse en una campaña austera aunque picante en el último tramo: motosierra, privatizaciones y modernización del estado, sin omitir sus duras críticas al gobierno provincial.
Roque Cornejo logró algo impensable el domingo por la mañana: se transforma en la cara de la victoria del mileismo en Salta capital, con nada.
El resultado obtenido por Cornejo Avellaneda, además, viene con sorpresitas en el principal departamento de la provincia: arrastró 6 diputados con muy bajo conocimiento público, sumó 12 convencionales municipales para modificar la carta orgánica del principal distrito provincial y, además, hace ingresar 6 concejales al municipio.
Las elecciones provinciales siempre fueron un capital versus interior, así las cosas, la capital queda polarizada entre la intendencia, La Libertad Avanza y el oficialismo provincial. Esto es un final abierto.
Baja participación
El dato objetivo más relevante es el hartazgo. La participación fue muy baja: 58,75 por ciento. De 1.092.561 electores habilitados, solo se procesaron 640.848 votos. Esto cuando se habían escrutado el 99,76 de las mesas habilitadas.
Culpables, muchos. En el interior este fenómeno se viene manifestando hace mucho, y lo preocupante es que el número comienza acercarse al 50 por ciento, un dato que le saca representatividad a la clase política en su conjunto.
Candidatos mediáticos, ausencia de proyectos y una provincia que es incapaz de generar trabajo genuino, ser competitiva y seductora más allá de los mono cultivos y la minería y que, además, va quedando cada vez más atrasada y vetusta si se la compara a las principales capitales de la República Argentina, en donde el avance se nota.
La gente está casi en su mínimo histórico de participación, si las autoridades no pegan un volantazo la situación puede complicarse.
Sáenz de campaña
Al conocerse la tendencia irreversible, en el bunker del oficialismo provincial las caras se pusieron largas. Amagues de conferencia de prensa y suspensión de festejos y discursos, sumado a los principales responsables de campaña poniendo paños fríos mientras esperaban que alguien le pusiese paños fríos a la situación desembocaron en un discurso “casi” inesperado.
Gustavo Sáenz y Emiliano Durand llegaron al bunker y la situación anímica cambió, al menos en apariencia. Sáenz tomo la palabra y se desmarco del rol de “padre de la derrota”, con un discurso claramente de campaña.
Motivado, como si algo lo hubiese sacado de un lugar incómodo, el gobernador de Salta dejó varias perlitas: advirtió que el sistema de voto electrónico funciona, corrió del medio cualquier sospecha de fraude y aseguró que “con el voto electrónico gané y perdí, pero nunca lloré”.
Además, Sáenz minimizó el resultado de capital y luego de felicitar “al senador por capital” (sin nombrarlo), advirtió que de 12 bancas a renovar, ellos se quedaron con 11. También recordó que de 30 bancas en diputados obtuvieron 20.
Sáenz opto por no reconocer una total derrota, parándose en el interior, y dejando en claro que peleará tanto en octubre como en el 2027, al hombre se lo notó muy feliz. Aunque si, perdió capital, y esto no es poco.
Voto electrónico
No se puede más. El sistema es muy caro, dinámico, si, rápido, también. Pero la sensación del votante en general es de desconfianza.
La boleta única de papel sería un principio de re legitimización obligado en la provincia, además de una buena señal que le muestre motosierra al votante, sin ir más allá de los intereses de 4 o 5 lobistas más interesados en el beneficio propio que en darle austeridad y transparencia a la cosa política de Salta.
Con el gasto en el sistema de voto electrónico, el gobierno provincial podría mostrar obras, educación y salud, y claro está, plegarse al discurso de déficit cero exigido desde la Casa Rosada ¿Sáenz lo hará? Bueno sería.
El año 2025 es electoral y el mensaje final es claro. La participación de votantes en las nacionales de octubre puede ser crítico. Si se llega al 75 u 80 por ciento la dirigencia provincial tendrá que cuestionarse los candidatos que estuvo proponiendo en las últimas contiendas.
Hoy se deja de lado las figuritas conocidas y las caritas televisivas. Definitivamente los salteños quieren propuestas, puja y democracia. La apatía quedó manifiesta.