Sin embargo, la estrategia de ventilar acusaciones en redes, en lugar de presentar pruebas formales ante la Justicia Electoral, levanta sospechas sobre las verdaderas intenciones del espacio libertario: ¿denuncia legítima o maniobra para justificar un posible fracaso electoral?

Por ello, el comunicado de LLA, publicado en su cuenta oficial de X, enumera supuestas anomalías que, según el partido, comprometen la transparencia del proceso. Entre las acusaciones, destacan la falta de suministro eléctrico en escuelas, padrones desactualizados, inconsistencias en los registros de autoridades de mesa y fiscales, y prácticas clientelistas.

No obstante, la ausencia de detalles específicos, como nombres de escuelas afectadas o pruebas concretas de los camiones con víveres, debilita la seriedad de las denuncias y sugiere una narrativa más bien preventiva.

En consecuencia, la decisión de priorizar las redes sociales sobre los canales institucionales, como el Tribunal Electoral de Salta, resulta reveladora.

Lejos de buscar una solución efectiva a las supuestas irregularidades, LLA parece más interesada en instalar un relato de victimización. Esta táctica, habitual en el espacio que lidera Javier Milei a nivel nacional, apunta a deslegitimar los resultados en caso de no alcanzar los objetivos electorales, especialmente en un contexto donde el oficialismo de Gustavo Sáenz se perfila como favorito.

Además, la vaguedad de las acusaciones refuerza la percepción de que LLA anticipa un revés en las urnas.

Al culpar a “prácticas que los mantienen en el poder hace 30 años”, el partido intenta desviar la atención de su propia incapacidad para consolidarse como segunda fuerza en Salta, un objetivo que la oposición reconoce como viable pero que requiere una organización que LLA no ha demostrado. La falta de pruebas y la elección de un medio tan efímero como X sugieren que el verdadero propósito es cubrir un fracaso inminente.

Finalmente, esta estrategia no solo cuestiona la madurez política de La Libertad Avanza, sino que también pone en duda su compromiso con la democracia que dice defender. Mientras el Tribunal Electoral reporta una participación superior al 40 por ciento y un proceso sin mayores incidentes, las denuncias libertarias, lanzadas al calor de las redes, parecen más un grito de auxilio que una defensa de la transparencia. Salta vota, pero LLA ya parece estar mirando la derrota.