Con muchísima dificultad, obviamente culpa de Nación, la llegada de mayo trajo bajo la axila la entrega de los tan demandados kits escolares para los alumnos de escuelas públicas de la provincia.
Las maestras de primaria ya no sabían qué hacer ante tanta demora, ya que tuvieron que apelar durante estos dos primeros meses de clases, al reciclado del manual del año anterior, por lo que los niños seguían viendo contenido viejo, desactualizado o que ya tenían aprendido; o debieron recurrir a las famosas, tediosas y costosas fotocopias para que los estudiantes tengan material.
Fueron incontables las quejas en medios y redes sociales de padres y estudiantes que veían imposibilitada la posibilidad de acceder a una educación de calidad. Es que, desde que se implementó la entrega de útiles y, especialmente, los manuales escolares gratuitos, quedaron en desuso, al menos en Salta, los viejos Kapelusz, Estrada o Santillana que solían pedir las “seños” de antes. Por ese motivo, las y los docentes ya no lo incluyen en la lista de útiles y se aguarda con ansias el manual multicurricular que entrega año a año el gobierno provincial.
Llamativamente, la ministra prefirió desentenderse del tema de los manuales y demás cuestiones, y los periodistas locales estaban sumidos en los conflictos nacionales, Javier Milei y Patricia Bullrich como para hacer un seguimiento del tema que afectaba a miles de familias desde inicios del ciclo lectivo.
Recién este lunes se hizo lanzamiento de los kits, cuando las escuelas ya están cerrando el primer trimestre y los docentes se preparan a confeccionar las libretas de calificaciones. Mucha demora, pocas explicaciones, pero muchas fotos a una ministra que, hasta el momento, estimamos no mostró su potencial porque, a ser sinceros, la gestión hasta ahora solamente hizo agua en casi 5 meses.
Tal vez el único logro para Fiore, Costello y compañía fue el sostener las paritarias provinciales sin arreglos gremiales, con sueldos subidos por decisiones administrativas a un bajo porcentaje, y la tranquilidad de los diversos sectores de autoconvocados que sigue durmiendo la siesta y confiando en que un presidente les cambiará la vida y podrán tener todo aquello por lo que tanto sueñan.
Por lo pronto las madres y padres podrán dejar de gastar en fotocopias ilegibles y, los menos avispados, de pedir tareas porque ya se deshicieron del manual a fin de año y ni siquiera los guardaron para recortes. Lento y rengo, pero llegó. Por lo menos este beneficio perdura el resto del ciclo lectivo y no como la Copa de Leche que de leche solo tiene el nombre.