Interior
Mal perdedor

"Kila" se la hace difícil: no le responde el teléfono a Saravia para hacer la transición en San Lorenzo

Ernesto “Kila” Gonza no se comunicó con el electo intendente, Manuel Saravia, tras las elecciones.

Luego de las elecciones y un año cargado de campañas políticas “a todo o nada”, llegó el momento de las transiciones, tanto en el gobierno provincial como en cada municipio. Por su parte, el gobernador Juan Manuel Urtubey ya se reunió con Gustavo Sáenz para empezar con el traspaso.

Pero en lo que respecta a San Lorenzo, desde NOVA pudimos dialogar en exclusiva con el electo intendente Manuel Saravia, el cual comentó que aún no pudo iniciar con la transición debido a que no tuvo respuesta alguna por parte del jefe comunal Ernesto “Kila” Gonza a pesar de haber intentado comunicarse con él en varias oportunidades.

Cabe recordar que este municipio con la gestión de Gonza fue sumamente cuestionado por hechos de corrupción que fueron denunciados por el mismo cuerpo de concejales que hasta, inclusive, pidieron su destitución. Actualmente, aún se encuentra en proceso judicial por fraude y peculado.

Los hechos se remiten desde el 2007 al 2011, cuando "Kila" habría enviado órdenes de pago por la construcción de un puente, cuyas cifras coincidían exactamente con el excedente de las arcas municipales. El recibo presentado se asentó por un valor de 1.100.000 pesos. Luego de una serie de pericias ordenadas por la corte de justicia, se encontraron con que las órdenes de pago habían sido giradas a una empresa fantasma a nombre del hermano del secretario de Obras Públicas, Rodolfo Armando.

Se sabe que fue el propio intendente quien habría firmado los cheques realizados por sus funcionarios entre los que figura su hermano Aldo Gonza, secretario de Acción Social de la gestión, y otros familiares. Otro hecho no menor es que el municipio trabaja y aprueba partidas sin haberse debatido el presupuesto general 2019.

Sumado a esto, el día en que perdió las elecciones un grupo de militantes fueron a amedrentar y apedrear el domicilio personal de Saravia, a tal punto que tuvo que poner custodia policial.

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