Trabajadores del Museo de Arqueología de Alta Montaña denuncian falta de pago, explotación y acoso laboral

Hace unos días, arrancó la lucha de los trabajadores que se desempeñaban en la confitería del Museo de Arqueología de Alta Montaña, ubicado en calle Mitre 77 de la capital salteña, quienes al ver que pasaron por situaciones similares, decidieron unirse para reclamar por sus derechos como trabajadores.
En diálogo exclusivo con Luis López, un ex empleado de dicho lugar comentó que son más de siete los trabajadores despedidos y todas las desvinculaciones se dieron en transcurso de este año, pero no en el mismo momento. “A mí me despidió a principios de mayo, hay chicas que despidió en diciembre del año pasado, hay otros que despidieron hace dos meses, que fueron cinco personas. En realidad no estábamos unidos en esto. Decidimos juntarnos y hacer nuestro reclamo colectivamente”, explicó.
Asimismo, agregó que este “café” es una concesión del Estado que está a cargo de Ricardo Iacuzzi y los empleados fueron despedidos sin causa alguna, y como agravante no les liquidó el último mes trabajado. “No nos quiere pagar el sueldo, la única manera de poder cobrar es firmándole la renuncia y aquí hay chicos que tienen seis años de antigüedad, otros tienen cuatro, otros dos, un año, todos de antigüedad, pero con trabajo en negro. Y el sueldo no supera los 10 mil pesos, ese es el sueldo que él paga. Son 10 mil pesos por nueve horas de trabajo y no nos quiere abonar lo que dice el convenio colectivo de trabajo”, aseguró el mozo.
En sintonía con esto, explicó que el empresario se contradice ya que cuenta que Iacuzzi les mandó un telegrama diciéndoles que desconoce totalmente que han trabajo en el lugar, pero saca un comunicado interno donde dice claramente que ellos armaron sus bolsos y se retiraron. “Pregunta, ¿qué empleado abandona su trabajo por abandonar? Y cómo se contradice el señor. Entonces, estamos siendo apoyados por UTGRA, tenemos una audiencia hoy a las 9 de la mañana en la Secretaría de Trabajo y bueno, nos seguiremos movilizando hasta que nos escuchen”, destacó.
“Nosotros queremos que encontremos una solución a todo esto. Está amenazando últimamente a los empleados actuales del café, de la escuela gourmet, diciéndoles que van a cerrar. Nosotros no queremos eso, nosotros queremos que sigan trabajando pero que pague como realmente corresponde”, destacó Luis.
Por otro lado, también declaró ante este medio que en pocas palabras a todos los trató de ignorantes, “siempre nos decía ‘a ustedes nos les da la cabeza’. Y para cobrar el último sueldo que nos quedó debiendo, que eran 10 mil pesos, porque con eso no vive nadie. Nosotros siempre pedíamos aumento y él decía que no tenía plata y mentira, el café trabaja re bien, nosotros trabajábamos ahí. Sabemos cómo trabaja. Nosotros pedimos primero que reconozca que hemos trabajado allí, nos ha tenido en negro todo el tiempo. A mí me tuvo en negro seis años. Nosotros reclamamos que se haga cargo de todo, que nos pague el sueldo y que nos liquide como corresponde”, finalizó el ex empleado.
Casos de acoso a empleadas
Finalmente, como corolario y frutillita del postre, Valentina, otra ex empleada del MAAM, comentó que ella y sus compañeras vivieron situaciones bastante turbias, molestas y densas con Ricardo Iacuzzi, “que aprovechó siempre la situación de superioridad para aprovecharse de nosotras, tocándonos, agarrándote de la cintura, abrazándote de atrás, haciéndote masajes, diciéndote cosas sobre tu cara. Un millón de veces me hizo comentarios sobre que tenía cara de culo porque mi novio no me hacía feliz, cuando en realidad la cara de culo era por la explotación laboral que él me hacía y cosas así”, relató la joven.
Además, detalló que su jefe siempre les hacía comentarios sobre los pantalones de las empleadas. “A mi compañera una vez le dijo algo sobre su ropa y ella volvió llorando a su casa porque se sintió acosada. Imaginate ella 18 años y él 60. A mí siempre haciéndome comentarios sobre mi ropa, tocándome, siempre borracho, siempre tomando y siendo desagradable con todas y cada una de sus empleadas. Hay que tener en cuenta que tenemos entre 18 y como mucho 30 años, y él tiene más de 50 años”, lamentó.