Política
Caos

Se pudrió todo en el gabinete provincial

Juan Manuel Pulleiro y Benjamín Cruz, ministro y secretario de Seguridad respectivamente.

Un ministro y su mano derecha ya no soportan más la convivencia y estarían peleados. Se dice que uno está planeando serrucharle el piso a su jefe y que éste, ni lerdo ni perezoso, estaría buscando dejarlo fuera a como dé lugar. Además, ya se anotaron varios a la carrera de uno de los ministerios que más influencia tiene en la sociedad y que, durante la pandemia, dejó mucho que desear.

Lo que hasta meses antes del final del 2020 parecía un simple rumor, hoy tomó otros ribetes un poco más serios. Y es que, si bien no se había confirmado a vivas voces, los desencuentros entre Juan Manuel Pulleiro y Benjamín Cruz, ministro y secretario de Seguridad respectivamente, ya se habrían convertido en una tensa batalla sin tregua por hacerse con el cargo que hoy ocupa el ex Comandante del Ejército Argentino.

Desacostumbrado a la función pública y a que alguna vez un subalterno se puede revelar sin ser necesariamente castigado como ocurre en las fuerzas, Pulleiro se ve amenazado por quien debería ser su mano derecha dentro de la conducción de la cartera. Y es que, las cosas se pusieron ríspidas casi desde el comienzo de la gestión. Algunos recordarán cuando el ex militar devenido en funcionario trató de “ñoquis” a efectivos de la Policía salteña que están con carpetas médicas o esperan el retiro. Esto derivó en críticas hacia el Ministerio y rápidamente tuvieron que salir otros funcionarios a enmendar el error de su cabecilla. Los aportes que se habían cortado fueron restituidos, y los trámites siguen su lento curso.

Aquí ocurrió el primer desencuentro. En los pasillos de calle Ameghino al 600 se dice que la discusión fue fuerte y tuvo algunas palabras como “sos un boludo” y “te fuiste de boca”. Tras eso, Pulleiro no tuvo mayor exposición hasta que empezó el pico de la pandemia en Salta.

Fue la hija del ex comisario fallecido Claudio David Burgos quien expuso la mala gestión del Coronel y, ligando palos también, la por entonces jefa de la Policía de Salta, Norma Morales. Gisel Burgos llegó a poner a la familia policial en contra del Gobierno ante las muertes de efectivos por covid-19 y le pidió en la cara la renuncia a ambos funcionarios. Incluso, tras una movilización, Pulleiro tuvo que convocarla para calmar un poco las agitadas aguas y, pese al poco tino que demostró en más de un año de gestión, logró hacerlo.

Pero ese logro fue solamente una pantalla, de la boca para afuera. La fachada tapaba lo que en realidad estaba pasando puertas adentro del Ministerio y eso era que la casa no estaba en orden. Con la llegada del 2021 son más fuertes las versiones de que, antes del posible inicio de clases y, de ser necesario antes de un rebrote de coronavirus, habrá un nuevo cambio fuerte dentro del gabinete de Gustavo Sáenz y la víctima en esta ocasión sería nada menos que el ministro de Seguridad.

Aquí es donde comienza una carrera que promete dejar más bajas que altas dentro de una de las carteras más problemáticas dentro de todo gobierno. Benjamín Cruz, actual secretario de Seguridad, es quien encabeza la lista de quienes quieren serrucharle el piso al ex militar, quien no se quedaría atrás y ya estaría cavando trincheras y minando el campo ante el posible avance del insurrecto Cruz.

Otros de los nombres que quieren acercarse están también relacionados directamente con las fuerzas de seguridad, aunque en este ámbito de la provincia misma. Gustavo Orozco, presidente de la Comisión de Seguridad de Diputados y ex jefe de la Brigada de Investigaciones del sur provincial tendría todo listo para ser el reemplazante de Pulleiro, aunque unas causas penales por abuso de autoridad y hasta de violencia de género le pesan encima. También, aunque tímidamente, algunos nombran a un ex jefe de Policía como René Silisque al frente del Ministerio. Éste, incluso, ya tendría hasta diagramado un plan de trabajo para sumarse al equipo tétrico del gobernador Sáenz.

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