No fue una balacera, pero estuvo lleno de "tiros"
El inicio de las sesiones ordinarias en la Ciudad de Salta, y la Provincia, dejó algunas miradas diferentes dependiendo el lado de la vereda en los que uno mismo se pone. Lo que no faltó ni en el Concejo Deliberante, ni mucho menos la Legislatura, fue artillería pesada apuntando directamente a los actores que, directa o indirectamente, llevan a los salteños a mantener un ánimo caldeado en medio de una crisis galopante que sigue creciendo, y no pareciera tener solución pronta.
Quien arrancó primero en la mañana, aunque demorado según el cronograma oficial, fue el intendente capitalino Emiliano Durand. Un discurso breve, dentro de todo, respetando los tiempos que se espera para estas ocasiones. Lo que no se esperaban muchos es que haya castigado con sus dichos a la gestión anterior. Bueno, sí se esperaba, pero tal vez no tanto en un discurso de un jefe comunal que suele esquivar las polémicas.
En su crítica mencionó que, con la deuda que dejó la gestión de Bettina Romero, se podrían haber construido no uno, sino 14 puentes como el tan promocionado por la ex jefa comunal; o se podría haber colocado iluminación LED a más de 5 mil cuadras. A favor de su gestión mencionó algunas cosas que se realizaron, y muchos planes para el futuro, entre las que se encuentran los tan odiados baches de las calles que ocasionaron la emergencia dentro de la muni.
Sorpresivamente, sin levantar la voz ni exaltarse, quien rompió algunos pronósticos fue el gobernador Gustavo Sáenz, que se salió del discurso protocolar para vaciar su artillería contra el presidente de la Nación, Javier Milei, y los diputados nacionales Carlos Zapata y Emiliano Estrada, entre otros.
Quien fue el mayor blanco de las palabras del mandatario fue el presidente Javier Milei. En diversos fragmentos remarcó el daño que les ocasionan a los pobladores de la provincia los diferentes recortes que impulsa Nación, que no precisamente afectan a los mandatarios. Además, pidió por obras que quedaron inconclusas, y sostuvo que gestionarán lo necesario para terminar las que estaban previstas y en marcha.
Un punto negativo para la decena de periodistas que tuvieron que esperar bajo el sol, sin una gota de agua a la mano, sin baño y mucho menos una silla, fue la extensión del discurso del mandatario que habló por dos horas y dos minutos, marcando así un récord para él mismo quien no suele realizar alocuciones tan prolongadas. Quienes tampoco estuvieron muy cómodos con la situación fueron legisladores, funcionarios y hasta gremialistas que no pudieron retirarse temprano (a excepción del diputado Exeni y el docente Mazzone) quienes se animaron a escabullirse por la puerta trasera sin brindar declaraciones.
