Política
Ni lerdo, ni perezoso

Miguelón, el muchacho peronista de la gran tarea

Miguel Isa y el PJ salteño.

“El Turco”, para los amigos, ya está casi confirmado para presidir el Partido Justicialista Salteño tras “la invitación” a dar el portazo que recibiera el urtubeycista Pablo Kosiner. Se sigue provocando a las bases.

Con la excusa de que no adhería a la metodología para el armado de la lista única que presentará el PJ salteño, Kosiner dio un paso al costado y se marchó, dando quizás de baja su futuro político inmediato. En su reemplazo, un histórico que hace un año muchos creían finalizado: Miguel Isa.

El hombre se supo reconstruir. Fiel al proyecto nacional y popular de Cristina en su momento, pasó luego a apoyar a su amigo Juan Manuel Urtubey, aceptando la vice gobernación de la Provincia. Cargo importante si los hay, pero con gusto a poco. Es llegar sin llegar, un trámite virtual pre jubilatorio.

Sin embargo, el hombre de los sesenta años y con la imagen un tanto vapuleada, supo pasar por el aparato reciclador oficialista, que vacío de candidatos vio con buenos ojos la posibilidad de darle al hombre un lugar en el Concejo Deliberante. Amigos son los amigos.

El plan es que el hombre construya desde la presidencia del Concejo, y así, jugarle una estrategia similar al movimiento de pinzas tan usual en la liberación de nuestra amada Patria Grande, con el final intrínseco de encerrar a "La Muñeca", la "Titi". Doña Bettina.

Hasta ahí, todo bien. Excepto por la cara larga de los muchachos peronistas que creyeron en el recambio de oxigeno e interpretaron hace unos meses que éste sería su momento. Las puertas cerradas, candidaturas únicas y hasta la presidencia del partido. Que te contenga tu abuela, les dijeron sin decir nada.

Pero la cosa viene cuesta arriba. El movimiento es inteligente pero arriesgado. Cabe la posibilidad de una fuga de cerebros masiva a los lugares menos pensados. Las fieras buscan el calor de un abrazo que no los apriete al punto de la asfixia, los muchachos quieren un mimo.

Miguel, que ni lerdo ni perezoso ya sabe que el sillón de presidente del justicialismo salteño está montado sobre un polvorín, y que además del poder de la lapicera (ejercido por el presidente de la CAP, Pablo Outes), será necesario un discurso pacificador que invite a que los muchachos reflexionen y se pospongan hasta el 2023. Un último sacrificio, una patriada que no les cuesta nada, es todo lo que les pide.

Los muchachos, así, no saben qué hacer. Si bien “El Turco” es convincente, también es cierto que la promesa de renovación del justicialismo quedó en la nada, o cajoneada en algún escritorio. No solo no cambió, sino que las caras son o muy viejas, o muy nuevas y poco peronistas.

Emiliano Estrada, por caso, tiene su oficina al lado del despacho del Cuervo Larroque en la Casa Rosada, pero no conoce la marchita. O al menos no la conoce como los muchachos, a quienes los acunaban con el himno peronista.

Miguel Isa tendrá así la necesidad de desarrollar un gran poder de convencimiento. Evitar la fuga de los muchachos o las peleas relacionadas al purismo no será una tarea sencilla y estará directamente determinada por las ganas de comenzar a cumplir las promesas que se hicieron desde más arriba, que hasta ahora (dicen) quedaron solo en eso, promesas.

Visto así, el problema solo puede ser solucionado por un hombre determinado y profundamente justicialista. La figura de Miguel Isa está chamuscada, y muchos ya lo veían en el baúl de los recuerdos, disfrutando de sus nietos. Sin embargo, las papas queman, aunque no parezca. Y él es ante todo un muchacho peronista, entonces… ¿cómo no subirse al barco? imposible.

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