Panorama Político Salteño
Ministro de Salud

Mangione al borde de despertar el instinto primitivo de la gente

En la provincia son muchos los que se quieren comer vivo al ministro Federico Mangione. (Dibujo: NOVA)

El ministro de Salud Pública salteña tiene una serie de inconvenientes a la vuelta de sus vacaciones. La llegada del 2024 trajo aparejadas algunas complicaciones respecto al último tramo del año anterior y, sumado a esto, la gestión del presidente Javier Milei sigue dejando un tendal de dudas en los funcionarios provinciales que, se dice, andan buscando recursos para hacer frente a una crisis, en este caso sanitaria, que se aproxima a pasos agigantados.

Sin el período de gracia que hoy tienen las caras nuevas del gabinete como Cristina Fiore o Mario Mimessi; Federico Mangione tendrá que aunar esfuerzos la próxima semana para que la provincia no empiece a caldearse antes de finalizar el primer mes del año. A la falta de respuestas al personal en cuestión salarial por la especulación en cuanto a lo que hará o no Nación, y los recesos de muchos de los profesionales sanitarios; se suman los crecientes casos de salmonella, el retorno de la mortalidad infantil en el norte, la escasez de turnos para salud y, por si fuera poco, el recorte de medicamentos a la población que asiste a nosocomios y centros de salud.

Esto último quedó de manifiesto en los últimos 15 días. Fueron muchos los pacientes que tuvieron que pagarse sus propias medicaciones para poder ser atendidos y, en el peor de los casos, aquellos que no contaban con los recursos económicos para hacer frente a los gastos tenían que conformarse con volverse a sus domicilios sin que hayan solucionado los problemas que los aquejaban.

Las guardias abarrotadas de los principales nosocomios como el Materno Infantil, el Papa Francisco o el viejo Hospital del Milagro, se poblaron de personas enfermas y familiares molestos ante el faltante de medicamentos y camas para internaciones y los que recibieron todos los reclamos fueron los enfermeros y guardias de seguridad privada que solamente se limitaron a culpar a "Milei" y el recorte que se hizo en salud.

A todo esto, quien salió a atajar un poco la cuestión ante la falta de los altos mandos del Grand Bourg que pongan la cara, fue el secretario de Salud, Rúa Almaráz, quien no negó la situación, aunque trató de bajarle la espuma. Pero esto solamente causó más rencor en la gente que asiste a los hospitales y centros de salud de gestión pública que pidieron ya la cabeza del ministro como regalo de Reyes Magos.

Por lo pronto la gente sigue a los gritos y peleándose por un turno, mendigando por una atención, durmiendo en las guardias de los nosocomios y esperando que la situación mejore, aunque eso pareciera no ser prioridad, sino más bien le prestan atención a su receso dejando a segundones al mando, pero sin poder de decisión.

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