Durante la semana el gobernador Gustavo Sáenz reclamó la desigualdad que se vive desde siempre, y que se acentúa más con la crisis actual, mediante un video en redes sociales. En la misma, el mandatario muestra a modo de ejemplo dos boletas de servicio de energía eléctrica, las cuales tienen diferencias abismales con las que se manejan en CABA donde no solamente la luz es más barata; sino que también se encuentra subsidiada por el Estado Nacional, situación que marca una desventaja para los no porteños.
Con el último aumento de EDESA, gran parte de la población está sufriendo para pagar las boletas. En los hogares el monto llegó a duplicarse y un vecino que pagaba el mes pasado 15 mil pesos, hoy debe abonar más de 30 mil. En los comercios la situación es peor y drástica, a tal punto que los dueños de locales analizan bajar las persianas de forma permanente por no poder hacer frente a los servicios, los impuestos, y el pago de salarios a trabajadores.
El drama de los comerciantes no es aislado. De hecho, la Cámara de Comercio e Industria analiza presentar un amparo ante la suba excesiva y repentina ya que, al tener medidores especiales, abonan muchísimo más que una vivienda familiar. Otros lugares de mayor concurrencia como el Mercado Cofruthos, ya expresó que no podrá hacer frente este mes al aumento que llegó con una diferencia de 10 millones de pesos respecto del mes anterior, llevando el servicio de 7 a 17 millones mensuales.
Pero hay algo en lo que no todos tuvieron el tino de pensar en primera instancia. Los altos costos de la energía influyen, claramente, en cada boleta. Pero en la factura de EDESA vienen anexados otros dos servicios: uno gubernamental como Aguas del Norte, y uno municipal a través de diferentes impuestos. Pero es el municipio capitalino el que hace la diferencia ya que su intendente, Emiliano Durand, elevó un 140 por ciento los impuestos.
Si uno mira bien, fácilmente la mitad del monto total que uno abona con la boleta de energía eléctrica, en el caso de una vivienda, corresponde a la Municipalidad de Salta. Entre LuSal, y otros impuestos, el incremento de Emiliano es de los más dolorosos a la hora de meter la mano al bolsillo. Es el intendente salteño uno de los mayores culpables del dolor de cabeza de casi un millón de salteños, y no lo sabemos porque pocas veces prestamos atención a los detalles de cada boleta.
Lo de Emiliano es muy llamativo. Impuestos altísimos, reclamos varios, pero obras escasas. Desde que asumió el abogado solo se encargó de grabar videos en las obras que dejó inconclusas Bettina Romero. Leña del árbol caído. En su discurso de asunción, en el de inauguración de sesiones, en conferencias o en Instagram, Durand promete levantar a la ciudad, pero hasta el momento solo se trató de un slogan.
Pesada como mudanza de herrero es la boleta, y Emi, en vez de alivianarla, termina siendo un collar de plomo.
