Política
Rompecorazones

"Johnny Bravo" Galíndez volvió por todo... y todas

Gastón Galíndez, uno de los funcionarios reciclados del saencismo, habría mantenido una “distendida” reunión con sus nuevas compañeras del PJ.
Gastón Galíndez, apoderado del PJ salteño.
El gobernador Gustavo Sáenz junto a Galíndez.

Tras unas cortas vacaciones fuera de la provincia, el incansable Gastón Galíndez retomó la actividad política del Partido Justicialista. Y cuando decimos “incansable” no es porque trabaje excesivamente por el bienestar de los salteños, no. Sino porque mientras pasan los años, él se las ingenia para seguir viviendo del Estado y estar siempre en el centro de la política salteña. No tendrá mucho peso, pero está.

Junto a la abogada y consultora privada de Gustavo Sáenz, Pamela Calletti, son los “dueños” temporarios del partido que enarbola las banderas del peronismo, aunque en realidad sea un rejunte de doctrinas que solo buscan perpetuarse en el poder sin dar demasiado lugar a nuevas caras.

Tras el “error” en la publicación de la cuenta de “Nacho” Jarsún en la que se subió a Historias de Facebook una foto de la concejal capitalina Candela Correa, algunos se animaron a deslizar lo que pasó el martes puertas adentro del edificio de calle Zuviría 938. “Eso no fue nada comparado con lo de ‘Johnny Bravo’”, afirmaron las fuentes al tiempo que mencionaron una “festichola” de Galíndez en una de las oficinas del vapuleado PJ.

Es que, días atrás y casi de forma imperceptible debido a la poca difusión, el dirigente y funcionario del gobierno, Pablo Marcial, director de la Agencia de la Juventud de Salta, organizó un acto para celebrar la afiliación de más de 300 almas jóvenes de algunos barrios carenciados a las filas del Partido Justicialista. Del mismo participaron Galíndez y otro hombre que quiere acaparar fama, Antonio Hucena; entre otros.

Pero el dato llamativo, al menos para los que minimizan el escándalo de Jarsún, fue un encuentro más privado y distendido que mantuvo el ex secretario de Ambiente de la Municipalidad (y mentor de Nicolás Kripper), con algunas de las nuevas caras que se habían afiliado. En realidad, con unas pocas caras femeninas que estaban entre las filas del nuevo peronismo y que, tras los aplausos desmedidos por las nuevas incorporaciones y la invitación a despejar el salón principal de la sede por las medidas sanitarias, pudieron intercambiar opiniones de forma íntima con Galíndez.

A diferencia del rosarino, a él no lo crucifican con el tema de la familia. El secretario administrativo de la Legislatura salteña no estaría en pareja, o al menos, eso dicen. Galíndez volvió con todo, y por todas, aparentemente.

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