Panorama Político Salteño
Titular de la cartera de Seguridad

Domínguez se esconde de la realidad

El ministro de Seguridad de Salta, Marcelo Domínguez pasa sus días atrincherado a la oficina, utilizada como un búnker, con seguridad reforzada, mientras afuera, todo es caos. (Dibujo: NOVA)

Mientras el norte de Salta arde por diferentes conflictos relacionados, aparentemente, a la narco delincuencia; el titular de la cartera de Seguridad, que de la materia no tiene noción, se muestra reacio a viajar a la zona de conflicto para llevar soluciones concretas a los pobladores que ven venir un fin de año bastante turbulento. Problemas dentro de la fuerza, efectivos que se agarran a tiros entre sí, ataques con granadas y robos a mansalva son algunos de los factores que hacen que el funcionario se esconda entre cuatro paredes.

La situación del norte no es nada nueva, y el paso de los años solamente incrementó los hechos delictivos vinculados a organizaciones criminales de amplia expansión en la zona. El abandono por parte de las autoridades nacionales que mantienen una frontera por demás permeable, y la falta de efectivos que puedan realizar una tarea ejemplar; sumado a la incursión de miembros de la fuerza en los actos delictivos; conforman un cóctel que no está por explotar, sino que viene en llamas desde hace varias décadas.

A esto se suma a liviandad con la que algunos funcionarios provinciales se toman diferentes hechos como los acontecidos en los últimos días, que podrían, tranquilamente, formar parte de alguna serie de ciencia ficción o de entretenimiento. Solo por enumerar algunos mencionaremos lo que ocurre con Cristian Palavecino, alias el "Gringo", quien pasó de ser un personaje desconocido en la Capital, a acaparar de golpe todos los portales digitales con su rostro.

Es que el hombre es sindicado como "el narco más peligroso" de Salta, a pesar de no contar con causas previas que lo relacionen con el tráfico de estupefacientes. Eso sí, su vinculación con diferentes hechos como la tentativa y la concreción de homicidios que se le imputan, además de escuchas telefónicas, supuesto material recuperado de teléfonos celulares y el robo millonario a una empresa, hacen que su situación sea más que compleja. Día a día se conocen más datos que lo incriminarían en diversas prácticas, a pesar de la defensa de sus abogados quienes recibieron un revés este viernes al ser denegado el petitorio de prisión domiciliaria ante la posibilidad de fuga. No quieren repetir lo ocurrido con Lino Moreno, asesino de Liliana Ledesma quien sigue prófugo. Otro escándalo norteño.

A esto se suman las diferencias que crearon una interna dentro de la fuerza policial provincial que quedó evidenciada luego de la detención de un joven que arremetió a tiros contra trabajadores de un bar céntrico de la capital. Las mismas, a pesar de las negaciones, habrían sido las responsables del cambio de gran parte de la cúpula policial que se renovó de imprevisto en los últimos días. Por su fuera poco, en Tartagal un efectivo atacó a disparos a otro al encontrarlo en compañía de su ex pareja, también miembro de la Policía de Salta; todo a plena luz del día y en la vía pública poniendo en el tapete nuevamente la discusión sobre quiénes son los encargados de la ley y el orden que portan armas reglamentarias.

Lo más llamativo, también ocurrió a inicios de esta semana. Un agente de la Policía Federal y su familia fueron víctima de un atentado que, hasta el momento, no tiene culpables a la vista. Varios heridos y una provincia atónita ante el ataque con una granada a la vivienda que el efectivo comparte con su familia. Todo indicaría que hay una venganza relacionada al narcotráfico. En el norte no es descabellado creer que los efectivos estén envueltos en las redes de los carteles ya que hubo varios casos, por ejemplo, de jefes de Gendarmería Nacional, detenidos y juzgados por favorecer a los delincuentes. Lo mismo que hizo Reynoso desde la justicia siendo juez federal.

Ante todo esto, los vecinos pidieron mayor seguridad y la cabeza de quien lleva las riendas de dicho ministerio que, dicho por el mismo, no tiene idea de la materia. Así, Marcelo Domínguez pasa sus días atrincherado a la oficina, utilizada como un búnker, con seguridad reforzada; pero descuidando el epicentro del conflicto a donde apenas destinó a un puñado de policías provinciales para que caminen por las calles y así brindar una falsa sensación de seguridad a los pobladores.

Fueron constantes las consultas realizadas esta última semana al funcionario, quien prefiere echar culpas a Nación, como quien dice "lavarse las manos", generalizar los hechos y manifestar que se realiza todo lo posible para evitar el avance de los delincuentes que, por el momento, no darían resultados. Conocida es la historia de cierto personaje que pasó sus últimos días escondido en un búnker. El fin de una gestión se asimilaría al resultado obtenido por aquel líder alemán.

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