Opinión
La historia se repite

Argentina y el FMI, una pareja inseparable

Argentina siempre vuelve al mismo problema que se repite por años: el FMI.

Por Elio Boroski (*)

Juan Domingo Perón decía en 1967 que en todos los países adheridos al famoso Fondo Monetario Internacional se sufren las consecuencias y se comienzan a escuchar las “lamentaciones”.

Cuando en 1946 Perón se hace cargo del gobierno, la primera visita que recibió fue la del presidente del Fondo Monetario Internacional que venía a invitarlo a que se adhiriera al mismo. Prudentemente respondió que necesitaba pensarlo y, enseguida encargo a dos jóvenes técnicos de confianza del equipo del gobierno para investigar a éste “monstruo tan peligroso”

Hasta después de la Primera Guerra Mundial existió el “área esterlina”, que cobijó a numerosas monedas merced al oro de Inglaterra. Gran Bretaña se vio en un grave problema para sostener su área monetaria. Lo intentó hacer fundando el Banco Central de Inglaterra y declarando a renglón seguido que, si antes el área esterlina estaba garantizada por el oro de Inglaterra, ahora lo estaba por el imperio inglés.

Pero resulta que Estados Unidos en el ínterin había acumulado casi el 80% del oro del mundo y dicta su famosa Ley Fiduciaria que establecía que quien presente un dólar en el Banco de la Reserva Federal recibiría su equivalente en oro. Esta promesa, aunque jamás se cumplió, tuvo la suficiente atracción natural como para forzar hacia el nacimiento del “área dólar”. Es así como, desde ese momento, el dólar pasa a ser la moneda de cambio en el mundo occidental, en tanto la esterlina deja de serlo.

Poco después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, la pérdida de gran parte de la reserva oro de los Estados Unidos amenazaban gravemente la existencia del “área dólar”, gravedad que sigue aumentando con los gastos de posguerra, con lo que USA se colocaba en situación parecida a la de Inglaterra después de la guerra anterior si alguna Nación conseguía la formación de esa reserva. En consecuencia era preciso crear el instrumento necesario para consolidar el ”área dólar”. El Fondo Monetario internacional fue la solución. En él participarían la mayoría de los países occidentales, comprometidos mediante una larga contribución al fondo, desde donde se manejarían todas sus monedas, se fijaría no solo la política monetaria, sino también los factores que directa o indirectamente estuvieran ligados a la economía de los asociados. La realidad después se encargó de ir mucho más allá, como podemos ver ahora, cuando llega la hora de los lamentos.

He aquí alguna de las razones, aparte de muchas otras, por las cuales el Gobierno justicialista de la República Argentina no se adhirió al fondo Monetario Internacional.
Ha pasado el tiempo, y en casi todos los países adheridos al famoso Fondo monetario Internacional se sufren las consecuencias y se comienzan a escuchar las lamentaciones
Mientras tanto, los Estados Unidos se encargaban, a través de sus empresas y capitales, de apropiarse de las fuentes de riqueza en todos los países donde los tontos o los cipayos le daban lugar.

Argentina y el FMI, una historia que nunca se termina

En 1956, Argentina, por iniciativa del presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, ingresó al Fondo Monetario Internacional, contrayendo así su primer préstamo con dicho organismo internacional

Por el decreto–ley Nº E7103, de fecha 19 de abril de 1956, se dispuso que se inicien los trámites necesarios para obtener el ingreso de la República Argentina al Fondo Monetario Internacional y al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento.

Al concluir el gobierno de Aramburu, la deuda externa alcanzo los 1051 millones de dólares. Ese fue el saldo correspondiente al comienzo de la sumisión de nuestra política económica a los dictados de los organismos internacionales. A partir de abril de 1956, se inauguró una etapa nueva en Argentina, la cual evidenció, en años venideros, que una política económica al servicio de sectores privilegiados, acordada con organismos internacionales, se correlaciona con mayor endeudamiento externo

A fines de 1958 el presidente Arturo Frondizi anuncia el Plan de Estabilización acordado con el FMI centrado en un paquete de medidas como: 1) Reducción del déficit fiscal. 2) Devaluación monetaria y libertad cambiaria. 3) Disminución de la protección arancelaria e industrial. 4) Fin de los controles de precios. 5) Restricciones a aumentos salariales 6) Fomento a las inversiones extranjeras. 7) Fomento del endeudamiento externo público y privado.

El 9 de agosto de 1976 se llega a una acuerdo contingente con el FMI, con más condicionantes a partir del compromiso de: 1) Límite máximo al déficit fiscal. 2) Límite mínimo a las Reservas Internacionales. 3) Límite a la expansión del crédito interno. 4) Reducción de la inflación

En relación al período 1989-2001 en el trabajo de Noemí Brenta se plantea que en los memorándums que el gobierno envió al FMI se repitieron cuatro temáticas:

1) Reformas estructurales: se informó al FMI al detalle todo lo concerniente a las privatizaciones, desregulaciones y apertura comercial y financiera.2) Ajuste fiscal: hubo siempre un compromiso de bajar el gasto público e incrementar la recaudación fiscal.3) Deuda pública externa: hubo planes de reducción del endeudamiento en la primera parte de la década de 1990 a través de privatizaciones.4) Sistema financiero y mercado de capitales: se alentaron permanentemente las transferencias de fondos del sector público al sector privado y al sector financiero.

Finalmente el 3 de enero de 2006, el entonces presidente Néstor Kirchner cancelo en un solo pago la deuda que la argentina mantenía con el Fondo Monetario Internacional por más de 9800 millones de dólares. Las divisas giradas directo desde las Reservas del Banco Central permitieron, además de ahorro de intereses, cerrarle la puerta a “las intromisiones y exigencias” que imponía la entidad financiera en la economía interna.

Esta experiencia, si bien fallida, deja cuatro grandes enseñanzas:

1) La deuda es un problema político y no un problema moral o financiero.2) Nunca una negociación debe condicionar la soberanía, ni el bienestar de la población.3) Todo camino alternativo que se tome necesita de una alianza política con el resto de los países de América latina.4) Debe buscarse la solidaridad de la comunidad internacional y establecer nuevos marcos legales que pongan límites a las prácticas usurarias.

¿Cómo sigue esta historia con el actual presidente Macri?

(*) Profesor de historia y dirigente de la Juventud Peronista del Chaco.

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