Algo huele mal en Orán: ¿y la plata González?
Desde hace varias lunas atrás, la segunda ciudad más grande de la provincia de Salta, detrás de la Capital, se encuentra sumergida en olores nauseabundos y larvas de Aedes Aegypti por doquier. Algunos ya pronostican que van a tener que destinar más de un diezmo del sueldo en comprar espirales y OFF ante la llegada de los mosquitos causantes del dengue, y también empiezan a comprarse máscaras para no inhalar los olores que deja la basura que no está siendo recolectada en el norte.
Resulta que, durante las últimas semanas, hubo poco interés por parte del intendente saliente, Pablo González, de solucionar las problemáticas diarias de los vecinos. Es tal el desapego del jefe comunal norteño, que directamente no pagó lo correspondiente al servicio de recolección de residuos domiciliarios y la ciudad se encuentra cubierta de basura. Como si de la Gotham del Joker de Joaquin Phoenix se tratase, los niños deben ir a la escuela esquivando bolsas que chorrean líquidos putrefactos en las veredas, y las esquinas de "San Ramón de la Nueva Orán" parecen la cuarta trinchera del Vertedero San Javier que sigue sin inaugurarse.
A esto se suma que no hay recursos para contratar camiones para que realicen el descacharrado casa por casa en la ciudad tropical, cuna de enfermedades como dengue, zika y chicungunya, y andan todos espantados porque llovió en las últimas horas y nadie se lleva los cacharros de las casas. Tampoco hay vehículos municipales dispuestos a recolectar porque los mismos, por falta de insumos y repuestos, están abandonados en los depósitos y salen cuando se los ata con alambre.
Pero, ¿por qué la ciudad está sumergida en la falta de recursos económicos? solo hay una respuesta. Desde el Concejo Deliberante apuntan contra el intendente Pablo "me las tomo" González quien dejó acéfala la municipalidad hace algunas semanas. El golpe duro de haber perdido las elecciones en contra de la familia a la que él logró sacar después de quejarse tanto, Lara Gros, hizo perder la cordura al alcalde norteño y, directamente, dijo que todo le importaba un testículo.
Claro, el dinero lo estaría acaudalando para, una vez entregado el mando de la ciudad, retirarse definitivamente del norte provincial, vendiendo la clínica que tiene y a donde destinó distintos favores durante su gestión, y exiliándose incluso de la provincia ya que tendría intenciones de migrar hacia provincias ubicadas más al sur a probar suerte en la actividad privada. Mientras tanto, en Orán no pone un peso, aunque no sea de su bolsillo, y se avecina un mes difícil hasta que llegue Baltasar y, como cual Rey Mago, venga con alguito bajo el brazo.
